¡Ah! Como me gustan las cosas sencillas y bien hechas. Fíjense que fui al teatro el fin de semana y vi dos cosas maravillosas. Les contaré de Civilización, es una puesta en escena que la protagonizan Talía Marcela, Julio César Luna y David Barrera Bautista y es la cosa más padre que he visto en este 2025. Redondita, ligera, sin pretensiones, pero con una enseñanza muy buena que te deja un buen sabor de boca y es para comentarla.
Este texto es de Luis Enrique González Ortiz Monasterio, el cual trata la historia de una empresaria que desea hacer un edificio de 20 pisos en el centro de un municipio el cual le rompería la estética de “pueblo mágico” ya que lo quiere de cristal. Pero el presidente municipal, que es su pariente, no la dejara hacerlo.
Es un enredo muy bueno que nos expone que los seres humanos somos capaces de hacer cualquier cosa por llevar a cabo lo que queremos y aplicamos la ley del más fuerte para sobrevivir. Me encantó que los actores usaron todo el talento que tienen para no necesitar más que un sillón y un banco. Fue toda la escenografía, pero tuvieron un gran director que es mi querido Boris Schoemann, quien los llevó de la mano para que encarnaran a estos singulares personajes que conjugan corrupción, traición y dinero en la misma oración. Lamentablemente, el domingo fue su última función, ojalá que la repongan porque es muy buena.
Otra estupenda obra fue la de La niña en el altar, les advierto es tragedia griega. Sé que a muchos se les hacen pesado estos textos, pero no saben lo chingona que está. Imagínense el repartazo: Marina de Tavira, Alberto Estrella, Emma Dib, Everardo Arzate, Yessica Borroto y Salvador Sánchez ya de entrada es una maravilla, luego súmenle que la dirige el maestro Enrique Singer y la dramaturgia es de Marina Carr y la traducción de Alfredo Michel Modenessi. Eso en escena era la panacea.
La tragedia se centra cuando Clitemnestra se desmorona cuando Agamenón sacrifica a la hija de ambos para pedir a los dioses que el viento le permita a su ejército salir al mar. La niña en el altar inicia a su “victorioso” regreso 10 años después. Ya saben típico de los griegos; pero tengo que decirles que dura dos horas y media. Larga pero muy buena, con intermedio.
Me impresionó Marina, que bárbara, que manera de dar vida a Clitemnestra, en serio sentías el dolor de esa mujer al perder a sus dos hijas. El maestro Estrella, su Agamenón es magistral -si hubiera vivido en esa época, me imagino que sería igualito que Alberto- un verdadero histrión sobre las tablas. A Emma Dib, lo que le pongas lo hace maravilloso, es una actriz que te da el 100 por ciento de cualquier personaje. Everardo Arzate, Yessica Borroto no tenía el gusto de verlos y me encantaron.
Ah, pero la cereza del pastel es ver al actor Salvador Sánchez, que clase de actuación nos da en esta obra, colosal. Su forma de entonar las palabras, la interpretación, el manejo corporal y esa proyección que da, solo un actor como él lo puede hacer. Espero que las nuevas generaciones de actores vayan y vean lo que en verdad es este oficio. Esta joya se presenta en el teatro El Galeón del Centro Cultural del Bosque y estará hasta el 2 de marzo.
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