En diciembre de 2023, después de una larga gira internacional, Ricardo Arjona mandó un mensaje a través de sus redes sociales que nos desconcertó a todos. En él informaba que se tomaría un descanso y que estaba bajo tratamiento médico por un padecimiento de la espalda. La verdad eso nos preocupó, aunque luego su equipo se encargó de aclarar que iba a ser de manera temporal.
Quiero pensar que durante todo 2024 el artista guatemalteco se tomó su tiempo, descansó y preparó lo que sería su nuevo material: “Seco”, un regreso a sus raíces. “Seco” es el sobrenombre que él tuvo de pequeño, y que en Guatemala se utiliza para denominar a alguien muy flaco. Un apodo cariñoso, de familia, que nos adelanta sus nuevas canciones más íntimas. Un Arjona que no conocíamos.
El romance de Arjona con México comenzó hace mucho tiempo. Comenzó su carrera musical en su natal Guatemala con poco éxito. De hecho, su gran pasión era el basquetbol y era tan bueno que hasta representó de manera oficial a su país en competencias internacionales. Luego, la vida pasó y decidió probar suerte en la música.
Él ha contado que tomó todos sus ahorros, vendió su auto y el dinero que juntó se lo dejó a un amigo. Este amigo tenía la encomienda de darle una mensualidad a Arjona, ni un peso más, ni un peso menos, para poder administrarlo.
Tomó su guitarra, unos jeans y vino a México. Sobrevivió como pudo y en sus palabras “mientras peor me iba, más escribía”. El resultado de ese esfuerzo es el álbum “Animal Nocturno”, que fue un exitazo con canciones como “Mujeres” “Cómo olvidarte” y “Jesús es verbo, no sustantivo”.
Este álbum le abrió las puertas de toda Latinoamérica. Eso fue en 1993. Luego vinieron éxitos como “Historias” con el rolón que es “Señora de las cuatro décadas” o “Historia de un taxi”. En 1996 sacó “Si el norte fuera el sur”, luego “Sin daños a terceros” y más. Así fue juntando y juntando éxitos que hoy ya se convirtieron en parte de nuestra vida.
El nuevo material de Arjona suena fantástico. La portada, en tono sepia, es una foto de él mismo, en un arroyo, cuando era pequeño. Nos la comparte, tratando de hacer una conexión profunda con su público.
Tomó todas las experiencias de su niñez y las de este último año para entregarnos canciones como “Despacio que hay prisa” que es un reggae muy sabroso. “Todo termina”, una carta de amor de Arjona que según entiendo, escribió en su convalecencia en el hospital. El álbum presenta 12 historias muy a su estilo, entre poesía y música.
¿Tendremos Arjona para rato? No me queda la menor duda. Hace unos días se presentó en un show case en la ciudad de Miami, conviviendo con fans, cantando en vivo, agradeciendo esta nueva oportunidad. Este “seco” se ve mejor que nunca.