Cartagena de Indias, entre enamorar y cazar turistas

Cartagena de Indias, entre enamorar y cazar turistas
Foto: Pixabay

Sin lugar a dudas, Cartagena de Indias es el punto turístico más atractivo de la República de Colombia. Su histórica ciudad amurallada (una de las tres que existen en América, además de Campeche en México y Quebec en Canadá), sus calles empedradas y edificios que evocan los tiempos coloniales resultan un encanto para el turismo nacional e internacional.

Con la recuperación de Colombia en materia de seguridad y turismo, a partir del año 2010, el incremento en el número de visitantes y la derrama económica fue acelerado y ejemplar, en comparación con el resto de Sudamérica.

De acuerdo con las cifras de la Corporación de Turismo de Cartagena, en noviembre de 2024 llegaron al destino por vía aérea 306,681 visitantes, de los cuales el 80 % fueron colombianos y el 20 % extranjeros.

Entre los visitantes internacionales, el 28 % fueron ciudadanos de Estados Unidos, el 8 % de Ecuador, el 7 % de Perú, el 7 % de México y el 5 % de Chile. Se estima que en todo 2024, llegaron aproximadamente 4.8 millones de visitantes, una cifra sin duda significativa.

Sin embargo, el sobreturismo es una problemática creciente en Cartagena de Indias desde hace algunos años. La alta demanda y el desorden en las regulaciones dentro de la ciudad han llevado a un modelo donde la gentrificación ha desplazado a la mayoría de los habitantes del centro, convirtiendo sus calles y plazas en grandes hoteles, centros comerciales, bares, restaurantes y casas de alquiler vacacional.

Lo mismo ocurre con los recorridos a las islas aledañas, donde no hay un límite en la capacidad de carga en playas y bahías, ni en el número de botes, lanchas y yates que pueden estar en la misma ruta. Esto deteriora el destino no solo en materia ambiental, sino también en la experiencia del visitante.

Aunque es necesaria la dispersión del turismo a espacios aledaños, creando nuevos productos y ofreciendo alternativas para distribuir las grandes masas de visitantes por distintos sitios del destino, hay elementos únicos que enamoran al viajero.

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A pesar de que en ciertos sectores de la población se perciben esbozos de turismofobia, Cartagena de Indias sigue ofreciendo experiencias que cautivan a quienes la visitan.

En cuanto a la oferta gastronómica, hay lugares que enamoran al turista y otros que lo cazan con malas prácticas. Candé es un sitio destacado, con una oferta gastronómica de alto nivel que resalta los sabores cartageneros, al igual que Casa Cruxada, donde la calidad y el servicio demuestran un interés genuino por la experiencia del comensal.

En contraste, Ibbiza Island Beach Club en Islas del Rosario y el restaurante Mar de las Antillas en el barrio de Getsemaní resultaron sitios donde se explota al turista y no al turismo.

En estos lugares, los ingredientes son de calidad media o baja, los precios elevados y, además, en la cuenta se incluye un 10 % por concepto de servicio que, según los meseros, es destinado al personal de cocina y limpieza, por lo que recomiendan dejar una cantidad adicional para ellos, lo que equivale a pagar doble propina.

Las autoridades deben regular antes de que el sobreturismo dañe el destino. La gran cantidad de vendedores ambulantes es invasiva, al igual que la explícita oferta de drogas en las calles y las estafas en las playas, que incluyen pruebas de comida, alquiler de sillas y masajes en los pies.

Estos factores pueden convertir una visita a Cartagena en una experiencia negativa. Es responsabilidad de las autoridades y empresarios de la ciudad encontrar un equilibrio que permita un desarrollo turístico próspero y sostenible en el punto turístico más importante de Colombia.

* Las declaraciones y opiniones expresadas en este artículo son de exclusiva responsabilidad de quien las escribe y firma, y no representan el punto de vista de Publimetro.

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