El día sucede a la noche, como hoy y desde siempre, desde los inicios del tiempo. La vida inicia y termina, transcurre, avanza, se transforma, nos transita, nos deja; la vida, un tiempo espacio cargado de misterio cosmológico y subjetivo. Las interrogantes y respuestas siguen abiertas, como el mismo universo, expandiéndose. Somos cosmonautas de lo imposible.
Vida, estudio, trabajo, amor…actividades y afectos que unen y separan, que hacen explorar horizontes nuevos. Algunos contemplan mientras otros actúan, hay quienes alternan las dos posibilidades en un intento por descifrar los misterios, crear nuevas herramientas materiales y conceptuales para no estar tan equivocados, tan perdidos.
Las palabras se entretejen con las células de nuestro organismo, creando un nuevo cuerpo que lo mismo puede reaccionar a un virus como un soneto o a una melodía. Un “regalo del lenguaje es el cuerpo” (Jacques Lacan).
Motivos, sentidos, deseos y anhelos, uno a uno aparece y desaparece, algunos hasta permanecen, resisten y otros tantos se van difuminando, cambiando de color. Son compañeros de vida, de trayecto. Los sentimos muy nuestros, íntimos, cercanos…a pesar de que en algún momento los desconocemos. Es parte de explorar sus senderos.
Vivencias, experiencias, memoria y recuerdos, diferentes momentos y registros que no están exentos del todo de edición presente. ¿qué es un recuerdo? Y ¿Cuál es su verdadera función? ¿Sostener en la incertidumbre de las aguas inquietas e inciertas de la vida?
Los pulsos de la vida, aquello que tiene lugar y nos convoca en una sala de maternidad, en el cuarto para conocer a un nuevo ser que ya se le quiere antes siquiera de existir y que se ausenta o más bien se hace presente a través de su ausencia y memoria en un velatorio, cuando acompañamos a un ser querido que ha partido de manera irreversible.
Y qué decir del movimiento, de los ires y venires de todos los días, cargados de expectativas, de las más simples y banales hasta las más fundamentales y permanentes, ¿qué es lo que hace, en última instancia, que una vida sea digna de ser vivida? ¿qué es aquello, a la vez silencioso e invisible, que transita por cada una de esas cosas de todos los días, esa administración de la cotidianidad que entre todas esas faenas va tejiendo, cuando no tocando una hermosa sinfonía de lo imposible del amor y del instante presente que se vive, captura y se escapa en cada ocasión?
Resistir, permanecer, transformarse…como alternativa al perderse en las aguas de aquello en serie, genérico, con su ya conocido encanto-desencanto de ruido hueco; entontar una canción nueva, un baile nuevo…una palabra nueva para poder decir lo imposible que se muestra entre todo lo que aparentemente se ve, pero se es ciego para ver y escuchar.