Jesús Ramírez, actual coordinador de asesores de la presidenta Claudia Sheinbaum y exvocero de AMLO, volvió a sonar con fuerza, y no precisamente por temas de estrategia política. Resulta que el reportero de redes Hans Salazar salió al paso para deslindar públicamente a Ramírez Cuevas de cualquier conexión con la polémica visita al Rancho Izaguirre, en Jalisco —lugar que algunos medios ya bautizaron como “el rancho de los horrores”.
Según Salazar, Jesús no pagó los gastos del viaje, ni tuvo que ver con la cobertura o logística del desplazamiento al predio que ha sido vinculado con actividades del crimen organizado. Pero, como buen chisme político, la mención levantó cejas, y más de uno en el salón de Tesorería se preguntó: ¿y para qué aclarar algo que nadie había preguntado?
Aunque oficialmente no hay nada que vincule a Ramírez con el tema, el fuego amigo en la 4T no descansa... y menos cuando se trata de controlar la narrativa en uno de los casos más delicados que enfrenta el nuevo gobierno.
Andrea Chávez, senadora por Morena, anda más ocupada en su imagen de próxima gobernadora que en su chamba como legisladora. La jefa del Senado, como le dicen en la Cámara Alta, no pierde oportunidad de tomarse fotos en hospitales, consultorios o con personal médico, eso sí, bien maquillada y en pose, como si eso fuera a curar algo.
Pero ojo, que la crítica no es gratuita: votó a favor de reducir el presupuesto en salud, así que eso de “me importa la salud de los chihuahuenses” le queda grande. Y ya hay quien le acusa de campaña anticipada, con todo y recursos públicos. ¿Trabajar? Lo que se dice trabajar... pues para su candidatura.
