Ignacio Murillo presentó su renuncia como coordinador estatal de la Guardia Nacional y en Tabasco y el gobernador Javier May confirmó que José Barajas Mejía dejó la Fiscalía General del Estado, ¡apenas seis meses después de haber llegado! ¡Algo huele raro en Tabasco! Y no es el pejelagarto.
Dicen los que saben que estas salidas no son casualidad ni coincidencia. En los pasillos del gobierno estatal ya se habla de rupturas internas, jaloneos por el control de la seguridad y hasta de un supuesto choque de estrategias entre la federación y el estado.
Murillo, quien tenía línea directa con mandos militares de alto nivel, supuestamente no estaba de acuerdo con ciertas decisiones “de arriba” y prefirió hacerse a un lado. Por su parte, Barajas Mejía, quien llegó al cargo entre aplausos, se va sin hacer mucho ruido... y sin dejar claro si renunció, lo renunciaron o simplemente lo invitaron a irse.
¿Reacomodo natural o crisis de poder? El silencio oficial no ayuda, pero lo que es un hecho es que Tabasco se quedó sin fiscal y sin jefe de la Guardia Nacional al mismo tiempo, y eso, en un estado donde la violencia ha ido al alza, no pinta nada bien.
Manuel Cavazos se voló la barda… y no le duró mucho el chiste. El político priista fue cesado de su cargo en el tricolor luego de hacer un comentario asqueroso y revictimizante contra la hermana del exgobernador Cuauhtémoc Blanco, quien acusa al exfutbolista de abuso sexual.
¿Y qué fue lo que dijo Cavazos? Agárrate: que la víctima “no está muy violable”. Sí, así como lo lees. Con esa frase misógina y de pésimo gusto, el priista no solo mostró cero empatía, sino que encendió las alarmas en su propio partido, que ya de por sí anda más muerto que vivo.
