¿Alguna vez ha reparado en que, a pesar de sus esfuerzos, sigue repitiendo los mismos errores, los mismos conflictos, o incluso los mismos pensamientos negativos? Muchas personas viven atrapadas en patrones del pasado sin siquiera darse cuenta. La mente humana tiende a aferrarse a lo que conoce, incluso si eso nos hace daño.
Y es que lo que aprendimos, vivimos o sufrimos en el pasado puede condicionar profundamente nuestra actitud actual frente a la vida. Sin darnos cuenta, nos despertamos cada mañana y activamos, como si fuéramos una máquina, los mismos pensamientos y emociones de siempre. Reaccionamos ante las personas y las situaciones como si fueran las de ayer, aunque el día sea nuevo.
Esta repetición automática es fruto de nuestro condicionamiento mental. Vivimos desde una mente limitada, programada para protegernos, pero también para mantenernos en lo conocido, aunque eso implique quedarnos atrapados en la tristeza, el miedo o la frustración. Usted no es su pasado. No es sus pensamientos. Y tampoco es sus emociones.
Usted es algo mucho más grande: es una conciencia viva que tiene la capacidad de elegir, de despertar y de cambiar.
Pero para lograrlo, es fundamental que reconozca esos condicionamientos que ha arrastrado por años. No se trata de culparse, sino de mirar con amor su historia y, a partir de ahí, liberarse. Cambiar su realidad comienza por cambiar su actitud mental.
Aunque parezca sencillo, esta es una verdad profunda. Si usted quiere ver mejoras en su salud, sus relaciones, su estado emocional o en su trabajo, primero debe hacer un ajuste en su forma de pensar.
Cuando usted logra transformar su pensamiento, los problemas que antes parecían enormes comienzan a disolverse, como por arte de magia.
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El cambio real empieza desde dentro. Vivimos tiempos de gran agitación. Algunas tradiciones espirituales señalan que estamos al final del Kali Yuga, una era descrita en los textos sagrados de la India como un período oscuro, donde predomina la confusión, el egoísmo y la desconexión espiritual.
A esto se suman las antiguas profecías mayas, que también anuncian una gran transformación de la humanidad. Estos tiempos difíciles no son casualidad: son una invitación urgente a elevar nuestra conciencia, a reconectarnos con lo esencial, con la energía creadora del amor divino, para que la mente limitada vaya dando lugar al verdadero ser.
Muchas influencias —como las creencias heredadas, o las cargas familiares— pueden mantener nuestra atención pegada al pasado. Pero todos tenemos el poder de ir más allá. Tal vez no lo sienta así todos los días, pero le aseguro que estamos en un momento único, un tiempo de grandes oportunidades.
Le invito a dejar de mirar hacia atrás con dolor o con culpa y, en cambio, a mirar hacia adentro con conciencia y hacia adelante con fe. La mente limitada no lo sabe, pero su Ser sí: que como hija o hijo de Dios, usted merece vivir en paz, en salud, en plenitud y en prosperidad.