La Cuaresma inició este 2 de marzo con el miércoles de ceniza, una temporada de ayuno para quienes ejercen la fe católica en el que se marca principalmente que no se coma carne durante 40 días y de abstinencia por aquello que les gusta mucho y represente un sacrificio.
La Iglesia católica romana, al igual que la ortodoxa, proclama un ayuno en el tiempo de cuaresma en donde se prohíben ciertas comidas, específicamente la carne.
Esta tradición se ha hecho más flexible con el paso de los años, y aparentemente tiene sus raíces en una antigua costumbre en donde los cristianos ayunaban antes de celebrar la muerte y resurrección de Jesucristo.
La tradición se basa en una normativa de la Iglesia Católica que tiene su origen en la práctica del ayuno como signo de penitencia y purificación y se inició de forma general en 1966 con la Ley de la Iglesia.
El canon 1252 decretó que todas las personas mayores de 14 años están obligadas por la ley a abstenerse de comer carne.
Esta práctica se desprende de La Biblia, libro sagrado para los cristianos, en el que contempla esta costumbre tanto en el Antiguo como en el Nuevo Testamento, donde se narra cómo ayunaron figuras como Moisés o el propio Jesucristo, quien pasó cuarenta días en el desierto sin comer.
Sin embargo, la costumbre comenzó a flexibilizarse en el año 1966, cuando después de las reformas del Concilio Vaticano II, el Papa Pablo VI estableció en la constitución apostólica Paenitemini que había otras formas de practicar la penitencia y que la abstinencia de carne podía ser sustituida por la oración y las obras de caridad.
Esta idea fue ratificada más tarde en el Código Canónico de 1983, promulgado por al Papa Juan Pablo II.
Es de destacar que, durante este periodo, la iglesia católica y corrientes religiosas del mundo permiten comer pescado y otros productos de origen animal como los huevos y la leche.
