Playa del Carmen es uno de los destinos con mayor auge turístico del Caribe Mexicano, ya que se ha destacado por ofrecer experiencias únicas y personalizadas, resaltando las propiedades endémicas de la región.
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Para los hoteles y espacios que ofrecen estas experiencias, es de suma importancia entender el entorno en el que se encuentran, aprovechar lo que brinda la naturaleza y, sobre todo, respetar el ambiente y el marco del territorio en donde están, para poder convivir en armonía y que prospere el equilibrio de la región.
El proyecto del Grand Hyatt Playa del Carmen fue realizado por Sordo Madaleno Arquitectos con Andrés Cajiga en la parte de arquitectura y Nadia Borrás en el diseño de interiores. Estuvieron a cargo de la construcción del Cenote Spa con su forma única curva y cónica que emerge de la tierra y su diseño que hace alusión a los maravillosos cenotes, profundos pozos naturales distintivos de la zona.
Al Interior
Rockwell Group diseñó el interior de los salones de baile, salas de juntas, restaurantes y kioskos. El diseño de habitaciones y suites, fue resultado de una colaboración entre Sordo Madaleno y Rockwell Group, al igual que el “Paseo”, un paseo peatonal techado al aire libre, el cual proporciona una transición escalonada desde la entrada, hasta el océano, un lugar de reunión lleno de arte, tiendas, cafeterías y entretenimiento.
Las dramáticas líneas de diseño arquitectónico abierto crean un ambiente moderno a la vez que respetan y resaltan la naturaleza verde de México.
Varios estudios de distribución, aprovechamiento del predio y respeto al área natural llevaron a crear un partido arquitectónico que se divide en tres bloques con soluciones arquitectónicas que protegen y mejoran el medio ambiente. Cada bloque se conceptualiza con una intención y uso diferente para obtener un amplio rango de sensaciones, recorridos y experiencias en el huésped o visitante.
El primer bloque es la conexión entre la avenida y hotel que se logra a través de una calle peatonal y vehicular interior que se eleva y marca el acceso hacia la plaza principal que se convierte en el motor lobby.
El segundo bloque se sitúa al centro del hotel rodeado por un edificio de habitaciones con 4 niveles y en su interior se encuentran los extraordinarios jardines de mangles que se respetan y utilizan para la creación de un jardín central, escenario perfecto para las habitaciones circundantes.
El tercer bloque por ser el más cercano al mar, posee las mejores vistas, es el corazón del hotel y en él se ubican las amenidades destinadas al entretenimiento con la ventaja de tener contacto directo con la playa.
Las albercas y terrazas rodean al edificio de cuatro niveles destinado para las habitaciones y suites de mejores vistas.
La sensación de espectacularidad comienza a la llegada del hotel, en su lobby abierto en donde se encuentra el Kukulcán, hecho de madera de eucalipto, cargada de la energía del sol y en donde la mirada te lleva directamente a encontrar el mar.
Además de la arquitectura que respeta la vegetación nativa, el resort tiene fuertes raíces locales que le dan gran valor arquitectónico y artístico.
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