¿Sobre que va tu novela Una vida de mentiras?
— Es una historia sobre tres mujeres, Mimí, Lucía y Cecilia, cuyas vidas transcurren de manera muy cómoda y sencilla en la ciudad de Querétaro hasta que ocurren dos acontecimientos que cimbran su vida: un asesinato que se revela en la primera página de la novela y otro más que no puedo revelar, pero que van a marcar el cambio para la protagonista y es ahí cuando se va desarrollando la historia. Es una novela negra con una visión femenina porque es contada por tres voces de las protagonistas.
Tradicionalmente han sido escritores quienes han abarcado este género ¿Qué consideras que hayas aportado?
—Es verdad lo que dices, aunque este género se ha revitalizado con la visión femenina, no solamente en México, sino en muchas otras partes del mundo. A mí lo que me interesaba del género era, primeramente explorar lo que ocurre en la provincia mexicana porque creo que hace falta una representación porque las historias están muy centralizadas en la Ciudad de México.
Por otra parte, también sentía que hace falta aportar más desde el punto de vista femenino porque creo que es interesante descubrir voces femeninas. El género negro, en realidad no es algo con lo que yo me sintiera muy familiarizada y esto es muy interesante porque como escritor te demanda que tengas mucha certeza hacia dónde vas porque estás jugando con pistas que le vas dejando al lector y creo que todos hemos visto estas películas o novelas que al final nos decepcionan porque no tenían muy claro hacía dónde iban.
Hay que tener certeza para que al final resulten coherente todos estos elementos que se van presentando.
¿Qué consideras que fue lo más difícil de escribirla?
— Esa respuesta tiene que ver con mi personalidad. Es la primera vez que escribo una novela, aunque ya tenía un libro de cuentos que requiere una inmediatez que a mí me parece muy cómoda porque soy una persona muy poco paciente y a veces muy poco consistente y la verdad es que sí es un género que requiere mucha continuidad y talacha de estar un día tras otro y eso es un reto para cualquier escritor.
¿Cómo surge la trama?
— Sobre todo la historia de Lucía, que es la joven a quien le ocurre un suceso inesperado, muy tremendo, y además que tiene que ver con el México que hoy estamos viviendo. Yo me hacía la pregunta ¿qué sucede cuando tu vida está a punto de cambiar? Y de pronto, el azar provoca que las cosas no vayan como las planeaste.
Entonces tenía esa historia de lo que le ocurría a Lucía, sin embargo, al platicar con la editorial y al trabajar con mi editor, David Martínez, nos pareció muy acertado trabajar con el modelo de la novela negra; que al principio yo no tenía tanto ese tono.
Así fue cómo surgió, y bueno, poco a poco ya fueron surgiendo las otras dos protagonistas, Cecilia (su suegra) y Minie, que es una mujer policía que está investigando el asesinato que comentaba anteriormente.
¿De alguna manera se basa la vida real?
— No, no directamente, sin embargo, si hay una realidad reflejada; comento esto porque a veces estamos acostumbrados a la tradición de novela nórdica o estadounidense, donde lo social no impacta tanto.
En este caso, sí van a ver que es una novela muy sumergida en el México contemporáneo y a qué me refiero con esto, a que vamos a ver muchísimos de los problemas que nos preocupan, como la corrupción, impunidad, asesinato de periodistas, feminicidios.
Entonces, a pesar de que no te puedo decir si está basada en un caso en particular, pero sí en el México que estamos viviendo y nuestra realidad social está muy latente dentro de la narrativa.
Sobre el dilema de los protagonistas ¿será que las personas evitamos aceptar una verdad dolorosa y por eso que postergamos asuntos trascendentales?
— Definitivamente, yo creo que la naturaleza humana es un poco amnésica, preferimos seguir en nuestra comodidad y zona de confort, y se entiende. La vida al final es bastante compleja, a veces te torna difícil y también alguien me decía por ahí, hace poco que fui entrevistada, que México es un país bastante dócil.
Es un país que tiene muchos temas pendientes y preferimos distraernos en nuestras cosas, como el pan y circo que se menciona de los romanos, en vez de checar cuentas con las cosas que tenemos pendientes.
Entonces, para responder a tu pregunta, sí creo que de manera individual solemos darle la vuelta a esta realidad, pero también como sociedad hemos hecho eso. Y opino que sí deberíamos de mirar de frente a todo lo que está ocurriendo.
En términos generales ¿cuál consideras que es el mensaje que deja tu novela?
— Más que mensaje, porque yo no creo que en la literatura como un vehículo de moraleja o de mensajes, pero sí creo que es de reflexión, entonces tiene que ver con lo que tú mencionabas antes; que como seres humanos, sobre todo la literatura es eso, un vehículo de transformación y creo es importante que debemos reflexionar como individuos, quiénes somos como sociedad y como país para ver estas verdad que hemos postergado durante mucho tiempo.
Asimismo, los personajes, al igual que nosotros como seres humanos –o como mexicanos- no somos ajenos a la realidad que nos rodea, siempre nos va a tocar de una u otra manera.
¿Qué le dices a los lectores de Publimetro para que la lean?
— Recién estaba leyendo que la industria del libro hoy se está recuperando, y que México es un país, que bueno hace poco teníamos medio libro por lector como promedio; creo que la lectura es el vehículo más importante para la transformación, tanto social como individual.
Yo los invito a leer “Una Vida de Mentiras”, porque además de que sí siento que es una novela, fluida, dinámica y entretenida (con el buen sentido de la palabra), no es una historia frívola, al contrario, es una novela donde hay mucha profundidad con los personajes y también la hay con la realidad que presenta.
Creo que es una lectura importante como mexicanos hacer, porque, nada es más reflejante que ver a nosotros mismos reflejados en las narrativas.