El aumento en la población de México ha llevado a miles de agricultores a desarrollar técnicas de cultivo poco sustentables que terminan por dejar la tierra infértil, además de contaminar con químicos toneladas de insumos.
Esto aunado a la escasez de agua que ha presentado el país debido al mal uso de ella y su explotación en sectores industriales plantea un panorama poco favorable para el sector agrícola.
Para solventar esta problemática cada día se desarrollan nuevas propuestas con el fin de enfrentar los retos ambientales, de producción y sociales.
Una de ellas es la agricultura regenerativa, cuya premisa reside en volver a los orígenes de la labranza con innovaciones científicas que permitan que se desarrolle el ciclo natural de la tierra para solventar la degradación de la fertilidad que se produce al incluir químicos, fertilizantes y prácticas invasivas.
En pro de una labranza sustentable
Ante este panorama, Grupo Bimbo, empresa panificadora con presencia internacional, se ha dedicado desde el 2018 a fomentar la inclusión de la agricultura regenerativa en las parcelas de trigo y maíz de todo el país, con especial presencia en Sinaloa y Sonora.
Juan Pablo Andrade, jefe de agronegocios del Grupo, ha sido una pieza fundamental para promover, desarrollar e implementar esta práctica con aquellos labradores dispuestos a cambiar el rumbo del sector primario en México.
Esta empresa dedicada al sector alimenticio se ha unido a los esfuerzos mundiales para conseguir una línea de producción sustentable, por lo que se ha sumado a los tres grandes objetivos de la agenda de sustentabilidad 2050.
Dichas metas van enfocadas en conseguir cada uno de sus insumos con agricultura regenerativa, generar cero emisiones netas de carbono y por último, tener un total de cero desperdicios en sus productos.
Sus esfuerzos se han visto complementados por el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT), organización no gubernamental y sin fines de lucro centrada en resolver problemas presentes en la agricultura con el fin de mejorar la cantidad, calidad y fiabilidad en su cosecha.
El trabajo en conjunto consiste en instruir y acompañar a pequeños, medianos y grandes productores en su proceso de transición hacia la agricultura regenerativa en distintos puntos de la República Mexicana.
Los científicos que integran su institución cuentan con grado de maestrías y doctorados en la materia y provienen de todo el mundo, lo que enriquece las investigaciones que realizan.
¿Qué es la agricultura regenerativa?
Los fines de esta práctica radican en implementar una serie de procesos científicos más que tecnológicos al momento de cultivar, que consiguen replicar las condiciones del ciclo natural de la tierra, para generar un menor impacto y desgaste del suelo, ya sea por uso de agroquímicos o prácticas invasivas.
El tratamiento se da en tres fases generales. La primera se da entre la cosecha y la nueva siembra, ya que para comenzar se busca que la tierra conserve la mayor parte de raíces posibles, por lo que al momento de la recolección se debe de dejar la capa de rastrojo, que significa alrededor de un 70% de la hierba.
Con esto se consigue crear una recubrimiento de soca que conserva la humedad de la tierra, por lo que se evita la evaporación de agua y sirve de composta, lo que permite plantar de nuevo encima sin necesidad de un primer riego.
Según los datos proporcionados por el CIMMYT aquellos agricultores que menos perjuicio realizan al suelo tienen un aumento significativo en su cosecha desde el primer año en que cambian a esta estrategia.
Además, entre más prácticas se implementen se pueden notar los beneficios de una manera más rápida, algunos productores llegan a ver beneficios en su ganancia desde tres mil 500 pesos, de acuerdo a lo dañado que se encuentren sus suelos.
“La agricultura de conservación implica utilizar menos pasos de maquinaria, utilizar menos agroquímica, algo que a largo plazo significa un ahorro para el productor, ya que gasta menos y daña en menor medida”.
— Eliud Pérez Mendel, director de HUB Pacífico Centro en CIMMYT
Otro de los objetivos es evitar el uso de agroquímicos, sustituyéndolos por microorganismos beneficiosos para la tierra. De esta manera, se crea un ecosistema autorregulado que elimina la necesidad de agentes contaminantes.
El arado de la tierra también es uno de los procesos que puede llegar a dañar de manera irreparable los suelos para cultivo. Por ejemplo, mediante el proceso de cinceleo los plantíos pierden las raíces, mismas que permiten el flujo de agua y la entrada de nutrientes.
Lo más importante para incorporar de manera adecuada y con rendimiento esta práctica es que los agricultores se comprometan a cumplir con cada uno de los puntos y mantengan una mentalidad abierta.
¿Cómo y dónde se está implementando?
Sonora y Sinaloa, los productores más importantes de maíz y trigo en México, en este momento pasan por una dura crisis que ha permeado al sector agrícola. Quienes han visto menguado su consumo de agua para la plantación en un 50%, debido a la nula presencia de lluvias durante los últimos meses.
Lo que se traduce a una reducción en los riegos de rescate disponibles -que son utilizados cuando las precipitaciones no llegan a la región durante la temporada de siembra- en los 100 a 130 días que el trigo necesita para dar cosecha. Actualmente solo se pueden ocupar dos de los cuatro que se solían permitir.
Esto ha desembocado en una merma de la cosecha durante el año en curso, la cual pasó de un promedio de seis toneladas por cada hectárea a cuatro, en el mejor de los casos.
Lo que ha llevado a cientos de productores a buscar alternativas para manejar sus plantaciones con los escasos recursos con los que cuentan en este momento.
Humberto Escalante es un agricultor de trigo, con parcelas ubicadas en Sinaloa. Él se ha incorporado a la práctica de la agricultura regenerativa desde que Bimbo inició el proyecto en la región y ha visto beneficiada su labranza durante esta dura temporada de sequía.
En un principio solo aplicaba la introducción de insectos y fauna benéfica para sustituir los agroquímicos y hoy en día ya aplica cada uno de los procesos recomendados.
Con esto ha logrado mantener su promedio de cosecha a pesar de ver reducida su plantación a la mitad, aunque solo diez de sus veinte hectáreas disponibles se encuentran ocupadas, en la totalidad de su suelo se puede apreciar la retención del agua y humedad, a pesar de tener más de un mes desde su último riego.