¡Imperdible! Así es Québec, una ciudad en la costa este de Canadá que captura el corazón de quienes la visitan por su encanto europeo, calles empedradas y una historia que se siente viva en cada rincón, tanto, que te envuelve en una atmósfera mágica y atemporal.
No se trata solamente de un destino, es una experiencia que te dejará huella si aceptas su invitación a perderte en sus calles, a descubrir sus secretos y a dejarte enamorar con cada vista que ofrece y cada sitio que visites.
La llamada ciudad vieja, ubicada al este de las murallas y bordeado por el río San Lorenzo, fue declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 1985 por ser de estilo francés y estar amurallada.
Resulta perfecta para vivir algunas experiencias de lujo en hospedaje y gastronomía en la que sus habitantes, con su calidez y hospitalidad, te harán sentir bienvenido desde el primer momento. ¿Listo para conocerlas?
¿Dónde alojarse?
La experiencia inicia con el hospedaje y nada mejor que hacerlo en el Fairmont Château Frontenac, uno de los hoteles más famosos de Canadá, con una ubicación insuperable para que, caminando puedas conocer lo que hay en su centro histórico: monumentos, plazas, edificios religiosos, museos, salas de teatro, lugares de exposiciones, bares, restaurantes y otros puntos de interés.
Se trata de un castillo que se erige sobre el punto más alto de la ciudad y su acceso principal se localiza en la Rue St-Louis, que al traspasarla, notarás en su decorado una atmósfera opulenta y majestuosa que refleja los más de 130 años de historia que alberga.
Cuenta con 610 habitaciones habitaciones y suites divididas en seis pisos, piscina cubierta, baño de vapor, gimnasio, elegantes restaurantes (el Champlain es un imperdible) y otros servicios más. Sus habitaciones son de estilo contemporáneo y la que a mí me asignaron ofrecía vista hacia el río San Lorenzo y la Terrasse Dufferin, un paseo peatonal a la orilla del río de 430 metros.
En definitiva, alojarse en el Château Frontenac se trata de experimentar la historia de uno de los sitios más emblemáticos de la ciudad, además de recorrer a pie el legado histórico de la ciudad.
Gastronomía exquisita
Le Champlain Restaurant
Un espacio absolutamente hermoso y por el que te sentirás atraído dada la armonía en todos sus elementos interiores, desde los estantes para vinos con escaleras rodantes, hasta la escultura decorativa suspendida del techo que refleja el flujo del río San Lorenzo.
Es bello sí, pero a un restaurante se va a comer, y su cocina francesa que se basa en productos de temporada privilegiando el uso de ingredientes de origen local sorprenderán todos tus sentidos.
Restaurante Taniere3
No suena exagerado si te digo que solamente por comer en este lugar, vale la pena que hagas el viaje a Québec. Cualquier superlativo que emplee no describe a plenitud la sublime vivencia que representa su menú de degustación de 14 tiempos, complementado con una atmósfera increíble y un servicio impecable, atento y orientado a elevar la experiencia hasta el más mínimo detalle.
El chef propietario François-Emmanuel Nicol creó un concepto fascinante para resaltar lo mejor de la cocina quebequense, empleando ingredientes locales que se preparan con pasión y técnica por cocineros expertos: langosta, caviar, codorniz, cordero, wagyu, hongos, foie gras...una auténtica sinfonía in crescendo que aturdirá todos tus sentidos. Por supuesto, cada plato se acompaña del vino idóneo para armonizar con los alimentos.
Se ubica en un sitio de gran riqueza histórica: las bóvedas de las casas Leber y Charest, en el Viejo Quebec, entre el río San Lorenzo y la Place Royale.
Wellnes
Strøm Nordic Spa
Al otro día de tu llegada ¿qué tal una visita a este spa nórdico? Se trata de un hermoso lugar frente al río San Lorenzo, rodeado de velas para inducir a la meditación, una alberca infinita para contemplación, un baño de vapor de mármol y al final un circuito centrado en los contrastes de luz y oscuridad, interior y exterior que estimulan los sentidos para llenarse de energía.
Ofrece diversas actividades de bienestar para mantenerte relajado todo el tiempo por su política de no hablar que mantiene la atmósfera lo suficientemente tranquila para lograr niveles profundos de relajación.
Mi recomendación es que elijas la Experiencia Termal, la cual te permite recorrer todos los jacuzzis, baños termales y nórdicos, baños de vapor, saunas y áreas de relajación libremente.
Por un costo adicional puedas usar la piscina de sales en la que puedes flotar apaciblemente o solicitar alguna sesión de masajes y tratamientos de belleza.
Finalmente, puedes aprovechar para comer en su Restaurant Nord que ofrece un menú de temporada que resalta su esencia nórdica.
¿Qué más puedes conocer?
• Recorrido a pie por el antiguo Quebec con Cicerone Tours para que un guía experto te muestre los sitios más representativos.
• Visita a la comunidad de Wendake, el único pueblo huron-wendat oficialmente reconocido de Canadá, para que conozcas sobre las cultura indígenas y el Hotel Museo Primeras Naciones.
• Visita a la isla d’Orléans donde podrás disfrutar de experiencias rurales, cocina local y apreciar la naturaleza de la región.
• Visita al Hotel Maurice, el más nuevo de la ciudad, con mucho ambiente que resulta ideal para comer o tomar algunos tragos.
• Recorrido en el crucero AML que zarpa desde el muelle Chouinard, para hacer un apacible recorrido por el Río San Lorenzo.
• Visita a las cataratas de Montmorency. Tienen un altura de 83 metros, superando por 30 metros a las cataratas del Niágara.
• Conocer el Hotel Auberge Saint-Antoine y comer en su restaurante Chez Muffy.