Dicen que no hay nada mejor para unir a la familia que una tragedia. Por más duro que suene, muchas veces, los problemas entre allegados son tan profundos que se necesita un gran golpe de realidad para lograr que los parientes distanciados se reencuentren y evoquen lo que significa compartir sangre.
Pero, ¿qué pasa cuando ni siquiera algo como la muerte de un padre logra concebir el perdón? Esto es lo que explora Omar Ávila -desde el guión- y Alejandro Zermeño - en la dirección- en su nueva puesta en escena, Los Ayala.
A través de una historia que tiene como hilo narrativo el machismo, se muestra el impacto que dicha idiosincrasia ha generado en el desarrollo personal de las nuevas generaciones en las familias mexicanas.
Los Ayala es protagonizada por Moisés Araiza, Iván Molo y Miguel Sandoval, bajo la dirección de Alejandro Zermeño.
Se presentará los miércoles a las 20:00 horas, hasta el 11 de diciembre en El Círculo Teatral, ubicado en Av. Veracruz 107, colonia Condesa. Las localidades tienen un precio de 500 pesos y pueden adquirirse directamente en taquilla o en línea.
Demenuzando el machismo
Motivado por la necesidad de hablar de lo disfuncional que puede llegar a ser una familia y de cómo frases tan comunes como “la familia es para siempre” o “la familia siempre te apoya” no son necesariamente ciertas en la realidad, Omar estrena este nuevo material.
La obra lleva a la ficción experiencias personales del autor, así como anécdotas de personas cercanas a él, con las que fue construyendo el relato de una familia en la que el padre ha sido el responsable de criar a tres hijos, tras la ausencia de la madre.
Plasmar estas experiencias personales en cierta forma exorciza los duelos no resueltos, las heridas que se creía habían sanado y que, tras ciertos eventos, te das cuenta de que siguen ahí, pero también descubres que ya no duelen tanto.
Un poco de la trama
Tras la muerte de don Benicio, patriarca de los Ayala, sus hijos Baruch, Bosco y Braulio deben enfrentarse no solo a la ausencia de su padre, sino también a los problemas y circunstancias que los distanciaron.
En el desarrollo de la obra, los personajes exponen el abandono, la violencia, el rechazo, la homofobia y, principalmente, el machismo que atravesaron en el entorno familiar.
Alejandro Zermeño, director de la obra, comentó que el machismo es, sin duda alguna, el conflicto que aqueja los demás males que padecen los tres hermanos.
Todo parte de ahí, es la semilla de donde crecen las raíces negras que dañan y pudren la hierba mala por la que crecen y se afectan los personajes.
Y es que cada hermano es afectado de manera distinta por el machismo que permeó en su desarrollo; mientras que Baruch lleva a cuestas la responsabilidad de cumplir con lo que se espera de él como primogénito varón, Bosco debe superar la impronta del rechazo ocasionada por la homofobia de su padre, alejándose de su familia, y Braulio, el menor de los tres, que presenta síntomas de Asperger, debe emanciparse de su padre y su hermano, quienes lo sobreprotegen debido a su condición de salud.
Si bien los tres personajes son imperfectos y complejos, tienen algo que podemos aprender de cada uno. En ese sentido, me gustaría que la gente se lleve la alegría y sentido de superación de Bosco, la ternura, sencillez y espíritu de independencia de Braulio, y el sentido de responsabilidad de Baruch.
