El impuesto de 42 dólares por pasajero de cruceros que aprobó la Cámara de Diputados la semana pasada podría traer más afectaciones que los beneficios que argumenta el Gobierno Federal.
De ser aprobada esta iniciativa en el Senado, los puertos mexicanos serían un 213% más caros que otros destinos caribeños, poniendo en riesgo la competitividad y una posible disminución de la derrama económica que genera esta actividad, de la que viven muchos pequeñas empresas que ofrecen recorridos turísticos, de transporte y alimentos, entro otros más.
La industria de cruceros aporta casi mil milllones de dólares en gastos directos y genera 20 mil empleos, por ejemplo, la isla de Cozumel ha sido por varios años el puerto de escala más activo del mundo, recibiendo a unos cuatro millones de pasajeros de cruceros al año.
Para saber más de las posibles afectaciones que tendría esta medida en México, Publimetro habló con un vocero de la Florida-Caribbean Cruise Association (FCCA), para que abundara en el tema.
¿Cuál es su reacción ante la eliminación de la exención de pago para pasajeros de cruceros en la nueva Ley de Derechos aprobada por la Cámara de Diputados?
—Esta decisión es profundamente preocupante y amenaza la asociación de largo tiempo y mutuo beneficio entre la industria de cruceros y México. La eliminación del estatus de exención “en tránsito” impone un impuesto adicional de 42 dólares por pasajero, lo que hace que el turismo de cruceros en México sea un 213% más caro que el promedio de los puertos del Caribe.
Este aumento de costos sin precedentes pone en riesgo a una industria que contribuye con más de mil millones de dólares anuales a la economía mexicana, sostiene más de 20 mil empleos y apoya a innumerables pequeñas empresas y comunidades.
¿Cómo cree que esta decisión podría afectar la programación de cruceros a las costas mexicanas en los próximos años?
—Es probable que esta decisión provoque reducciones significativas en las escalas de cruceros en los puertos mexicanos. Las compañías de cruceros deben evaluar la relación costo-beneficio al planificar itinerarios y, como México es ahora mucho más caro que otros destinos del Caribe, muchos itinerarios pueden trasladarse a mercados más competitivos.
Esto podría reducir drásticamente los 10 millones de pasajeros y las 3 mil 300 escalas de cruceros previstas en 2025, lo que socavaría la posición de México como destino clave para el turismo de cruceros.
¿Qué impacto económico prevé para la industria de cruceros y para los destinos turísticos en México debido a esta medida?
—Las consecuencias económicas podrían ser devastadoras. Las comunidades costeras que dependen en gran medida del turismo de cruceros, como Quintana Roo, donde representa el 40% del PIB, enfrentan una pérdida severa de ingresos. Menos escalas de barcos significan menos gasto por parte de los turistas y la tripulación, menores esfuerzos de marketing y una posible reevaluación de las inversiones planificadas.
El impacto podría extenderse más allá de los puertos a toda la cadena de suministro, afectando al abastecimiento local, los restaurantes, los operadores turísticos y las pequeñas empresas.
¿Podría esta nueva legislación influir en la decisión de algunas compañías de incluir o excluir ciertos puertos mexicanos en sus itinerarios?
—Absolutamente. Las compañías de cruceros planean sus itinerarios con años de anticipación, priorizando destinos en función de la relación costo-beneficio y la demanda. El impuesto de 42 dólares por pasajero, combinado con las tarifas existentes que ya se encuentran entre las más altas de América Latina y el Caribe, reduce significativamente la competitividad de los puertos mexicanos. En consecuencia, algunos puertos podrían quedar excluidos de los itinerarios, lo que llevaría a una disminución sustancial del tráfico de cruceros y de los beneficios económicos que éste aporta a México.
¿Qué implicaciones tendrá este cambio para los pasajeros en términos de costos adicionales o cambios en la experiencia de viaje?
—Los pasajeros enfrentarán costos más altos, potencialmente cientos de dólares más para las familias, lo que podría disuadir a muchos de elegir cruceros que incluyan puertos mexicanos. Esta reducción de la asequibilidad puede generar menos llamadas, lo que afectará directamente a las empresas locales que dependen del gasto en turismo de cruceros. Además, los pasajeros podrían percibir la experiencia de viaje como menos valiosa en comparación con otros destinos con costos más bajos.
¿Se están considerando estrategias para mitigar el impacto de esta medida, tanto para la empresa como para los pasajeros?
—Nuestra estrategia principal es entablar un diálogo con el gobierno mexicano para explorar alternativas o retrasar la implementación. Esto daría tiempo para evaluar soluciones que minimicen el daño económico y al mismo tiempo preserven los beneficios del turismo de cruceros.
La colaboración con las autoridades federales, estatales y municipales es fundamental para encontrar un enfoque equilibrado que apoye a los pasajeros, las comunidades locales y la industria.