El turismo oscuro se basa en la visita a lugares relacionadas con la muerte, tanto real como representada: campos de concentración, memoriales, prisiones, cementerios, lugares de desastres y lo macabro, atracciones que responden a la necesidad del viajero contemporáneo de vivir experiencias únicas, impactantes y, quizá, extremas, señaló el investigador del Instituto de Geografía de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), Álvaro López López.
Este tipo de práctica no es nueva porque se supone que se realiza desde el inicio de la humanidad por razones individuales y grupales; lo impulsan el deseo de conocer lo excitante, lo prohibido o el morbo; todas y todos hemos sido turistas oscuros sin proponérnoslo, puntualizó el también especialista en Geografía del Turismo.
El investigador universitario, miembro de la Academia de Geografía de la Sociedad Mexicana de Geografía y Estadística, precisó en entrevista que existen turistas con múltiples intenciones, una de ellas está relacionada, de manera indirecta, con el deseo de ir a algún sitio ligado con la muerte y situaciones próximas como riesgos, peligros y lo macabro.
Por ejemplo, sucede al asistir los cementerios como el de la Recoleta en Buenos Aires, donde fue sepultada Evita Perón; o la Rotonda de las Personas Ilustres dentro del Panteón Civil de Dolores, en la Ciudad de México, lugar de descanso de militares, científicos y personajes de la vida cívica y cultural del país.
Los lujosos cementerios del Narco
En México, a lo largo del año, pero sobre todo durante la celebración del Día de Muertos, las personas locales acuden a los cementerios a depositar flores y a rezar a sus familiares, por lo que tienen una conexión directa con el hecho de la muerte, pero cuando los turistas acuden a presenciar este ritual se genera un fenómeno de turismo oscuro, que se ha convertido en un hito turístico en nuestra nación.
El universitario, quien encabezó el proyecto Turismo oscuro en México: un enfoque interdisciplinario desde las ciencias sociales, financiado por el Conahcyt, mencionó que también se encuentran los cementerios considerados del narcotráfico como Jardines del Humaya, en Culiacán, Sinaloa. El atractivo son las lujosas tumbas y mausoleos monumentales, algunos con un diseño colonial y otros modernistas.
El investigador expuso que lo macabro está asociado con lugares aparentemente embrujados o las casas de los sustos en parques de diversiones, en donde se exhibe a la muerte u otras situaciones espeluznantes que resultan, al mismo tiempo, atractivas para algunas y algunos turistas que acuden en masa.
Mencionó que los turistas son motivados a acercarse a ámbitos oscuros por tener proximidad con aquello que en nuestra sociedad contemporánea “satanizada” nos resulta cotidianamente ajeno.
Favelas brasileñas o townships en Sudáfrica
Sin embargo, la aproximación a sitios en donde se vive dolor y la pobreza se hace porque de alguna manera refuerza nuestra posibilidad de vivir en condiciones económicas superiores y que nos permiten viajar, al tiempo que ratifica nuestra posición social, tal como ocurre con el slum tourism.
Ejemplo de ello son las visitas a sitios como las llamadas favelas, en Brasil, o los townships, en Sudáfrica, donde se confinó a la población negra durante el apartheid y que ahora vive en hacinamiento. En ambos casos se trata de zonas pobres donde viven numerosas poblaciones.
Finalmente resaltó que un tipo de turismo oscuro extremo sería que una persona desahuciada compre un paquete turístico para viajar a Suiza acompañada por una organización humanitaria, a fin de que le practiquen la eutanasia, lo que se conoce como el “viaje de no retorno, viajar para morir” y aunque esto le permitiría fallecer con dignidad, en numerosas naciones está prohibida esta práctica.