En 1985, Rodolfo Neri Vela, primer astronauta mexicano, marcó un precedente al llevar al espacio elementos emblemáticos de la gastronomía nacional: el amaranto y la tortilla de maíz. Estos alimentos no solo representan la riqueza cultural de México, sino que también cumplen con criterios científicos y técnicos fundamentales para la vida en microgravedad.
La tortilla, al ser compacta y flexible, evita problemas como las migajas que podrían dañar el equipo sensible de las naves espaciales, mientras que su valor nutricional la convierte en una opción ideal para los astronautas.
Según la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), las tortillas son ricas en nutrientes esenciales como magnesio, fósforo, potasio y vitaminas A, C, D, E y del grupo B. Estos nutrientes son especialmente relevantes para los astronautas, quienes enfrentan pérdida de densidad ósea durante largos periodos en el espacio.
Además de sus beneficios prácticos y nutricionales, las tortillas, como las elaboradas con masa de nixtamal o harinas de maíz nixtamalizadas como Maza Real, Maseca, Harimasa o Blancas, aportan un sabor auténtico y reconfortante que contrasta con la monotonía de los insumos deshidratados típicos de las misiones espaciales.
La inclusión de la tortilla en los menús espaciales no es solo un triunfo logístico y nutricional, sino también un poderoso símbolo cultural. Este alimento demuestra cómo las tradiciones mexicanas pueden trascender fronteras y adaptarse a los desafíos de la exploración espacial. La tortilla en el espacio representa el ingenio de México para contribuir a un futuro donde la cultura y la tecnología se unen para superar retos globales.
Alimento que cuenta con bajo índice glucémico
De acuerdo con la especialista en neuronutrición, Tania Gordillo, uno de los principales beneficios de la tortilla es su capacidad para proporcionar energía sostenida debido a su bajo índice glucémico.
La neuronutrición es la ciencia que estudia cómo los nutrientes afectan el sistema nervioso y sus funciones. Esta disciplina combina los conocimientos de la nutrición y las neurociencias para comprender la relación entre la alimentación y el funcionamiento del cerebro.
A diferencia de los carbohidratos refinados, que pueden causar picos de glucosa en la sangre seguidos de caídas bruscas, la tortilla de maíz, que puede ser elaborada con masa tradicional o harina de maíz nixtamalizado, ayuda a mantener niveles de energía más estables. Este equilibrio es vital para que los niños puedan concentrarse durante las clases y realizar sus tareas escolares sin sufrir el cansancio y la somnolencia que suelen aparecer tras consumir alimentos de alto índice glucémico.
