Durante el Porfiriato, específicamente en 1882, miles de agricultores italianos emigraron desde su madre patria hacia México, con el objetivo de formar cinco colonias en el país.
Con su llegada no solo arribaron familias en busca de nuevas oportunidades; también se transportó su riqueza culinaria: las especias, las hierbas aromáticas como la albahaca, las masas fermentadas por largas horas, la industria láctea y vinícola, y las tradiciones como el amor por la comida y la manera de compartirla en una mesa larga.
Hoy, a más de dos siglos y medio de este acontecimiento, la Ciudad de México conserva este legado en Cosimo Pizzería, un establecimiento con herencia de la cocina tradicional italiana donde cada platillo busca reflejar el empeño, pasión y dedicación de la gastronomía mediterránea.
Ubicada en la colonia Santa María la Ribera, la estructura de este recinto aún conserva la majestuosidad ecléctica de la zona, mientras que en su interior apuesta por un diseño contemporáneo amenizado por las obras de artistas mexicanos emergentes del área.
Los creadores que enriquecen la experiencia en este establecimiento a través de sus obras son: Leonardo Guerra, Enrique Rosas y Erick Saucedo. Cada uno posee un estilo distintivo que cautiva los sentidos y los transporta a un ambiente de reflexión.
Su carta se inclina por preparaciones clásicas como las pastas, pizzas y aperitivos repletos de sabor e infusiones de especias. El uso de ingredientes frescos sobresale en cada bocado.
Además, dentro de su oferta de bebidas se encuentran vinos sicilianos que han cruzado medio mundo para honrar la dedicación de la industria vinícola italiana en el paladar mexicano.
Coctelería y vinos italianos
La barra de Cosimo se distingue por ofrecer licores tradicionales de la vieja patria italiana con los que experimenta para presentar coctelería clásica y algunas opciones de temporada.
Una de las bebidas imperdibles es el Rosa de Limoncello, preparación con motivo del Día del Amor y la Amistad, que tiene como base el licor especial de la casa Limoncello della Nonna, vermut rosado, agua de rosas y un toque de agua mineral.
La frescura y la pasión se mezclan en cada sorbo, lo que lo convierte en ideal para iniciar una cena romántica. El vermut junto al limoncello casero funcionan simultáneamente como aperitivos para degustar las pastas y pizzas del local.
Otro de los aspectos destacables es su carta de vinos, donde los comensales pueden encontrar variedades sicilianas de vino blanco, rosado y tinto. Cabe recordar que Italia es reconocida por su excelencia en vides y viñedos.
Entradas que recuerdan al Mediterráneo
Su menú de entradas destaca por incluir sabores mediterráneos que armonizan perfectamente con la oferta de vinos.
Su Peperoni Ripieni al Forno es un festín para los sentidos, donde el dulzor de los pimientos rostizados al horno se combina con una balanceada salsa de tres quesos: pecorino, parmesano y mozzarella.
Un platillo imprescindible es la Salchicha Siciliana al Sugo, una delicia que se compone de un embutido casero elaborado con una base de carne de cerdo, hinojo y cáscara de naranja. Contiene un alto grado de jugosidad por su mezcla de grasa y carne magra al punto, y se sirve bañado en una exquisita salsa de pomodoro que complementa perfectamente el pan casero que ofrece el restaurante.
Verdaderas pizzas italianas
Sin duda alguna, el platillo emblemático de Italia es la pizza. La auténtica pizza italiana tiene como base ingredientes sencillos que, combinados con horas de esfuerzo y dedicación, entregan al paladar mezclas de sabor extraordinarias.
En este establecimiento se sirve pizza romana clásica, que se caracteriza por elaborarse con masa madre de al menos 56 horas de fermentación, con un 90% de hidratación y horneada en una charola de aleación de hierro fundido.
Es imprescindible probar la clásica Margherita, considerada por muchos italianos como la primera receta de pizza. Esta opción conserva ingredientes sencillos que pueden encontrarse en cualquier cocina del Mediterráneo: salsa de pomodoro, mozzarella, albahaca, queso parmesano y un toque de aceite de oliva.
Para quienes buscan experimentar una explosión de sabores que cautive el paladar, la opción ideal es el Salame Piccante. Esta pizza combina el sabor umami del pepperoni picante calabrese con un toque de miel de peperoncino, aceite de oliva y orégano.
Esta receta fusiona ingredientes que se complementan perfectamente y resultan altamente adictivos, por lo que una rebanada no será suficiente.
En cada bocado de estas pizzas se puede percibir la dedicación que destinan a cada parte del proceso de preparación y el cuidado de cada uno de los ingredientes italianos y mexicanos 100% naturales.
