En el mundo de la alimentación saludable, es común encontrarse con una gran cantidad de mitos que, si bien a menudo se presentan como verdades absolutas, no siempre son precisos ni respaldados por la ciencia.
La búsqueda por bajar de peso y tener una vida saludable ha llevado a muchas personas a adoptar conceptos erróneos que, en lugar de ayudarlas, pueden dificultar su progreso. Aquí algunos mitos sobre la alimentación y qué hacer para mejorar tu relación con la comida.
1. La sal es perjudicial
Uno de los mitos más extendidos es que la sal es completamente perjudicial para la salud. Si bien es cierto que el exceso de sodio puede traer consigo problemas como la hipertensión, muchas personas no consumen suficiente sal de calidad en su dieta.
La sal del Himalaya, por ejemplo, es rica en minerales esenciales y puede contribuir al equilibrio electrolítico del cuerpo. En lugar de eliminarla por completo, es importante elegir sales naturales y consumirlas con moderación, ya que el cuerpo necesita una cantidad adecuada de sodio para funcionar correctamente.
2. La grasa engorda
La creencia de que todas las grasas son malas y contribuyen al aumento de peso es un concepto obsoleto. Las grasas saludables, como las que se encuentran en aguacates, nueces, aceite de oliva y pescados grasos, son esenciales para el buen funcionamiento del cuerpo.
Estas grasas no sólo son una fuente de energía, sino que también son necesarias para la absorción de vitaminas y la salud cerebral. El verdadero problema radica en el consumo de grasas trans y las que provienen de alimentos ultraprocesados, las cuales sí pueden dañar la salud y promover el aumento de peso.
3. Los carbohidratos son el enemigo
En los últimos años, los carbohidratos han sido considerados como el principal enemigo de las dietas para bajar de peso. Sin embargo, no todos los carbohidratos son iguales. Los carbohidratos complejos, como los que se encuentran en alimentos integrales, papas, quinoa y legumbres, son parte esencial de una dieta equilibrada y proporcionan energía duradera.
Los problemas surgen principalmente con los carbohidratos refinados y procesados, como los que se encuentran en pan blanco, pasteles y galletas, que pueden contribuir al aumento de peso y a desequilibrios en los niveles de azúcar en sangre.
4. Comer cada 2-3 horas es lo ideal
Otro mito comúnmente difundido es la idea de que comer cada pocas horas es necesario para mantener el metabolismo activo. No obstante, la frecuencia de las comidas no tiene un impacto significativo en la aceleración del metabolismo. Lo que realmente importa es la ingesta total de calorías a lo largo del día y la calidad de los nutrientes consumidos.
Comer con más frecuencia no garantiza necesariamente la pérdida de peso, y en algunos casos, puede llevar al consumo excesivo de calorías. El enfoque debe ser en una dieta balanceada y en escuchar las señales del cuerpo en lugar de seguir estrictos horarios de comida.
5. La carne roja es mala
Este alimento ha sido demonizado en muchos círculos debido a su asociación con enfermedades cardiovasculares y el riesgo de cáncer cuando se consume en exceso o en su versión procesada. Sin embargo, cuando la carne roja es de buena calidad, proveniente de animales alimentados con pasto y sin procesar, es una fuente rica en proteínas, hierro y vitaminas del grupo B.
El problema no es la carne roja en sí, sino el consumo excesivo y la preferencia por las versiones procesadas, como los embutidos. Moderar su consumo y optar por cortes magros y frescos puede formar parte de una dieta saludable.