Nurettin Varlı, un artesano del mármol jubilado de 60 años que vive en Diyarbakır (Turquía), lleva 8 años caminando por las calles de la antigua ciudad con un trozo de cartón colgado del cuello. Lo hace con un propósito: escucha los problemas de la gente a cambio de dinero y compra comida para los animales callejeros con el dinero que gana. La única razón por la que hace esto es “para ser feliz”