María Elena y René, padres de una niña con discapacidad auditiva, han dedicado años a crear material educativo inclusivo, motivados por el deseo de ayudar a su hija Dulce a comprender el mundo que la rodea y, través de su experiencia, descubrieron la falta de recursos para niños sordos en el sistema educativo. En entrevista con Publimetro, compartieron los desafíos a los que se han enfrentado y el proceso creativo de un libro inclusivo no solo para niños sordos, sino con otro tipo de discapacidades.
- ¿Qué tal, María Elena y René? Gracias por su tiempo. ¿Creen que el Día Internacional de la Lengua de Señas realmente hace una diferencia?
Definitivamente ha ayudado. Hicimos esto por nuestra hija, para ayudarle a comprender el mundo que le rodea, empezando por la familia. Poco a poco, ella se ha ido desarrollando en las diferentes escuelas donde ha estado, y nosotros hemos aprendido sobre el mundo de los sordos a través de ella.
- ¿Cómo vivieron el proceso de crear el libro en relación con la situación de su hija?
Nuestra hija nos inspiró. Cuando ella comenzó a escolarizarse, empezaba a sumar pero no entendía las instrucciones. Busqué ayuda de psicólogos y neurólogos para saber si podía aprender. Me dijeron que su discapacidad es auditiva, y que muchos sordos no tienen el input necesario, lo que puede hacer que parezcan tener retraso mental, aunque pueden aprender igual que cualquier niño.
- ¿Qué es lo que se busca con este libro?
A mí lo que me ha interesado siempre es que trabajen con la lógica matemática, porque eso es lo que les va a ayudar a resolver problemas, hasta de la vida misma. Por ejemplo, en este libro, ellos tienen que decir con qué instrumento puede medir un libro, una mesa, a una persona.
- ¿Se han acercado a ofrecer este libro a instituciones educativas?
Nos hemos acercado a diversas instituciones, incluyendo la SEP, pero hemos tenido dificultades debido a sus reglamentos. Muchos maestros se sorprenden de que existan estos libros, pero no hemos logrado un apoyo significativo. Sin embargo, trabajamos con instituciones como el DIF, donde nos ayudaron a unificar señas y contar con el respaldo de la comunidad sorda.
- ¿Piensan crear más contenido educativo?
El primero tuvo buena aceptación, así que trabajamos en uno de matemáticas. Queremos abarcar temas que son relevantes para la educación básica, como valores y celebraciones, y hacer que los niños se acerquen al español de manera efectiva. Estamos en proceso de un diccionario escolar de más de 2,500 palabras que incluirá la palabra, el dibujo y la seña.
- ¿Qué consejo darían a otros padres en situaciones similares?
Bueno, yo les recomiendo que siempre traten de hacerlo en equipo. Una familia finalmente es un equipo y en este caso Dulce, bueno, ella vino a unirnos más a través de este proyecto. Ella fue nuestra inspiración, pero también nos ayudó a contactar con personas sordas porque no entienden los que son igual que Dulce. Y descubrimos que no solamente les sirve a los sordos, sino también a personas con síndrome de Down, Asperger, TDH, o dificultades de aprendizaje. Porque es un libro que involucra todos los sentidos. Aún cuando les falte el oído, quiero que sepan que una persona como Dulce, que le falta un sentido, potencia los otros. Son personas tremendamente sensibles que han desarrollado esa capacidad y comprenden, aunque no escuchan.
- ¿Cómo fue el proceso de aprendizaje de lengua de señas para ustedes como padres de Dulce?
Aprendimos juntos en la escuela. Nos daban clases a los papás para poder trabajar con ellos. Muchos no podían asistir porque estaban trabajando, pero los que podíamos hacíamos un espacio. La importancia de una comunicación desde siempre es fundamental, para evitar malentendidos.
- Me parece excelente. ¿Algo más que quieran comentar?
Te agradezco mucho porque es importante que la gente conozca que hay este material, sobre todo los papás y las maestras. Muchas escuelas nos dicen que les encanta nuestro libro, pero no podemos obligar a los papás a que lo compren. Se trata de que lo conozcan y ellos decidirán si les sirve o no.
La dedicación de María Elena y René es un ejemplo inspirador de cómo la experiencia personal puede convertirse en un motor de cambio. Su compromiso con crear materiales educativos que integren la lengua de señas ha abierto nuevas oportunidades de aprendizaje para niños con discapacidades auditivas y otras condiciones. A pesar de los obstáculos que han enfrentado, su trabajo ha tenido un impacto significativo en la comunidad sorda, y siguen adelante con la creación de recursos que fomenten la inclusión y el acceso equitativo a la educación.
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