El Real Madrid encajó una derrota sorprendente este martes en su vuelta a la Champions League en el estadio Santiago Bernabéu (1-2) después de perder con el humilde Sheriff Tiraspol en un duelo donde los merengues fueron muy superiores en todas las facetas, pero terminaron pagando muy caros sus errores defensivos, recurrentes desde el comienzo del curso.
Habían pasado 580 días desde que el Real Madrid jugaba como local en la Champions y lo hizo con la ilusión de dar continuidad al triunfo en Milán -en la primera jornada- y comenzar a liderar en su competición fetiche. Sin embargo, lejos de los mejores pronósticos para el 13 veces campeón de Europa, la noche fue amarga después de varios intentos frustrados de armar la remontada.
La épica no conjugó esta noche en el coliseo merengue, aunque no estuvo lejos. Jovic, Vinicius, Benzema y Rodrygo llegaron a juntarse sobre el verde, pero no hubo manera de tocar la tecla correcta ante el campeón de Moldavia, un conjunto que pertenece a Transnistria, un territorio no reconocido que se autoproclamó república independiente en 1990 con el objetivo de seguir bajo la órbita de la Unión Soviética.
Con la hoz y el martillo en su bandera y después de interminables fases previas, el equipo dirigido por Yuriy Vernydub conquistó este martes una de las victorias más importantes en sus 24 años de historia. Un triunfo para el recuerdo gracias a un gol en cada parte que dejó helado a un Bernabéu que esperaba una fiesta con goleada en su regreso en casa al Viejo Continente.
Pero ocurrió todo lo contrario. Pese al buen arranque, con Benzema avisando desde el libre directo y las bandas ganando profundidad, los blancos recibieron el primero a la contra, tras una jugada excepcional de Cristiano que remató el goleador Yakshiboev solo en el segundo palo. Su primera incursión acabó en el 0-1 y su segunda, a la media hora, estuvo cerca de convertirse en el segundo de la noche. Otra vez en botas del mismo protagonista rozando la madera.
Los de Carlo Ancelotti, que sacaron 13 córners por ninguno de su rival, siguieron a su ritmo y volvieron a perdonar la igualada en un rechace de Nacho a disparo de Hazard, que sigue negado con la camiseta merengue. El internacional belga continúa lejos del jugador que deslumbró en el Chelsea y este martes -pese a no dejar de intentarlo- tampoco tuvo su noche.
En la segunda mitad fue el primero en probar con un disparo manso desde el balcón del área y no fue hasta el 65 cuando Vinicius comenzó a buscar las cosquillas a la zaga moldava con un juego más vertical. Ancelotti reclamaba un futbol más directo a su equipo, que se perdía en la construcción y en los metros finales.
Vinicius, con más corazón que cabeza, provocó un derribo en el área que requirió el VAR, pero el árbitro no cambió su decisión. Sí lo hizo un minuto después, tras revisar la pantalla, en otra acción del brasileño que terminó fulminado en el área de castigo. Benzema no falló desde los once metros y generó el caldo de cultivo necesario para la remontada. La grada lo sintió y pronto contagió a los suyos.
Pero no hubo forma de batir a Athanasiadis, que desbarató dos remates de Jovic y otro de Benzema para dejar sin opciones al Real Madrid y darle el estoque final en el minuto 90 con un gol de bandera en botas de Thill. Una acción inigualable que sorprendió a Courtois por toda la escuadra y dio al conjunto de Tiraspol un premio excesivo que le permite seguir liderando el grupo D.