Cuando se obtiene una denominación de Pueblo Mágico los municipios suelen elevar los precios de sus servicios, lo cual pega al consumidor, pero también representa un riesgo a lo largo del tiempo para las comunidades, señaló la especialista en turismo, Claudia Cristel Marín.
En entrevista con Publimetro, la académica de la Ibero Puebla apuntó que los alcaldes de los municipios que forman parte de este programa de la Secretaría de Turismo federal, deben garantizar la continuidad de programas y capacitación de los habitantes, a fin de generar un círculo de ganancias.
Leer también: Estos son los municipios de Puebla que quieren ser Pueblo Mágico este 2022
Es decir, que los recursos obtenidos sean aplicados en las empresas de turismo, culturales y de alojamiento locales, así como para programas de capacitación para los comerciantes y productores de la región.
No hay seguimiento del programa
Cristel Marín recordó que el reto para calificar como Pueblo Mágico es que las autoridades realicen una inversión previa para garantizar las condiciones mínimas de seguridad y alojamiento de turistas, así como de servicios para asegurar la estancia, alimentación y entretenimiento, pero después de esto no hay un seguimiento para mantener estas reglas.
[ Realiza tu ritual futbolero y gana viajes para todo el añoOpens in new window ]
“Están promoviendo la magia del pueblo y esta se puede sustentar en la gastronomía, en la música, en la producción textil, los sitios arqueológicos y recursos naturales que tienen esos espacios, entonces hay que hacer que cumplan con estas condiciones mínimas”.
— Claudia Cristel, especialista en turismo de la Ibero Puebla.
Aunque evitó mencionar nombres, indicó que hay lugares en el país que han recibido esta denominación, pero cuando se visita la gente pregunta “dónde está lo mágico” y queda duda de los recursos invertidos para la capacitación, certificaciones, infraestructura turística, así como la mejora de las condiciones de vida de las personas.
“La magia se sustenta en lo pintoresco de las calles, balcones con florecitas, la foto para el Facebook”, pero no hay opciones de entretenimiento, hoteles y la derrama económica no sucede porque los recursos no se gestionan de la manera adecuada, señaló.
Elevar costos, “arma de doble filo”
Aunado a esto, la idea de encarecer costos solo por ser Pueblo Mágico “es un arma de doble filo”, comentó, incluso hay pobladores que no permiten el trabajo de guías turísticos extranjeros, ya que de inicio el programa se planteó para el consumo nacional, pero esto también cierra oportunidades de crecimiento.
“Si la intención es que venga más gente, pero se suben los costos, entonces la gente no se va a sentir atraída a esa localidad, sí hay un impacto, evidentemente le pega al consumidor y a lo largo del tiempo a la misma comunidad”.
— Claudia Cristel, especialista en turismo de la Ibero Puebla.
La especialista destacó que es importante que las autoridades no olviden involucrar a las comunidades en la elaboración de proyectos turísticos, pues en algunos casos solo lo hacen “para llevarse la medallita”.
Además, dijo que es importante que se ofrezcan programas de capacitación, ya que muchos lugares tienen la posibilidad de que un comercio familiar o informal se pueda regularizar y pasar al esquema del comercio formal, lo cual les abre oportunidad para tener mayor crecimiento.
“Capacitarse los ayuda a sacar su RFC, llevar su contabilidad, poder emitir comprobantes fiscales y todos lo elementos que un pequeño negocio necesitaría para poder proyectarse y crecer”, destacó.
También se requiere de redes de distribución para artesanos, canales de difusión, lo cual permitir asegurar que van a tener más visitantes y personas que consuman y conozcan su trabajo.
En Puebla son 10 municipios los que actualmente tienen la denominación de Pueblo Mágico:
- Atlixco, Chignahuapan, Cholula, Cuetzalan del Progreso, Huauchinango, Pahuatlán, Tetela de Ocampo, Tlatlauquitepec, Xicotepec de Juárez, Zacatlán
Cristel Marín agregó que Tochimilco es un municipio que cuenta con los recursos naturales, elementos arquitectónicos y forma parte de una ruta de conventos de las faldas del Popocatépetl para postularse en el programa, pero las afectaciones de los temblores en 2017 no les han permitido ingresar porque su convento sigue cerrado.