Puebla

Entre la invisibilidad y la violencia, la realidad de la comunidad LGBT+

Gabriela Cortés, cofundadora de El Taller AC, expone la continua discriminación que enfrentan, destacando la falta de acciones efectivas por parte de las autoridades y la necesidad urgente de visibilizar y castigar la violación correctiva

FOTO: ILSE CONTRERAS
EL TALLER El Taller Nahualas, ubicado en la ciudad de Puebla, empezó a trabajar con obras de teatro del oprimido. FOTO: ILSE CONTRERAS

Gabriela Cortés Cabrera, cofundadora de El Taller A.C., destacó que existe una deuda histórica con integrantes de la comunidad LGBT+. Aunque se haya aprobado el matrimonio igualitario y la Ley Agnes, dijo: “Todavía seguimos siendo discriminadas, seguimos siendo chiste o burla, diciendo, ‘son la minoría’”.

En entrevista con Publimetro, destacó que hay violencias que siguen siendo invisibles y dejan de castigarse, como la violación correctiva, la cual se ejerce principalmente contra mujeres lesbianas o bisexuales y es ejercida principalmente por hombres miembros de la familia.

“Hay una deuda histórica para quienes formamos parte de ser lesbianas, bisexuales, trans, intersex. Hay una deuda histórica que ningún gobierno ha abonado. A veces hay acciones que son simulaciones, como en este mes, pero ni el presidente municipal ni el gobierno se han posicionado a favor de las personas diversas”, expresó.

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GABRIELA CORTÉS Gabriela Cortés Cabrera, cofundadora de El Taller AC, expone la continua discriminación que enfrentan miembros de la comunidad LGBT+. FOTO: ILSE CONTRERAS

¿Qué es la violación correctiva y contra quién se ejerce?

Izúcar de Matamoros, Tehuacán y Acajete son municipios donde hay mucha violencia. Estos espacios son focos de discriminación, sobre todo para mujeres trans y lesbianas. No se nombra la existencia de las violaciones correctivas que se ejercen contra este tipo de mujeres.

Se sigue ejerciendo esta violencia con frases como “te voy a hacer mujer, vas a ser mujer a la mala” a través de la violación. Ya no hay terapias de conversión, pero sí hay violaciones correctivas. Muchas compañeras se callan porque quienes las violan son parientes cercanos.

Es la educación con la que crecimos. Me ha tocado tener charlas con mujeres de 50 años que cuentan que no les quedó otra opción que casarse con un hombre para que no las siguieran molestando. Aun así, cuando su pareja se entera de que les gustan o les siguen gustando las mujeres, viene otro tipo de violencia. Es triste porque en boca de ellas dicen, “yo ya no puedo hacer nada porque ya estoy grande”.

Tampoco hay información para estas mujeres que continuaron en el clóset por el qué dirán, y en esa época tampoco estaba visible. En El Taller tenemos claro que nunca es muy tarde para poder ser feliz y ser libre.

Desafortunadamente, muchas mujeres deciden quedarse calladas y no denunciar porque son hombres de su familia quienes cometieron la violación. Muchas lo hablan cuando ya son adultas, cuando ya no están a cargo de su familia, cuando lograron salir de sus casas y prefieren seguir callando. Cuando lo comparten, es en espacios seguros porque es algo doloroso y vuelve la revictimización. Es un trabajo que hacemos para visibilizar estas situaciones que hemos vivido en la niñez.

¿Qué pendientes hay en cuanto a derechos humanos de la comunidad?

— Las mujeres lesbianas o bisexuales seguimos siendo invisibles. No hay una sensibilización real para servidores públicos para atender sin discriminación o violencia. Es lo mismo cuando una mujer pide atención después de haber sido violentada y le preguntan dónde están las marcas, cómo fue que le pegó. Muchas decidimos no ir a denunciar porque te van a decir ‘si no tienes una marca, no tenemos herramientas para probarlo’.

Lo logrado ha sido por organizaciones que hemos hecho presión y que trabajamos durante más de 10 años. Ahora, ¿qué les corresponde a quienes son tomadores de decisiones? ¿Cuál es su trabajo y cuál será su aportación para ir saldando la discriminación, violencia y asesinatos de los que han sido víctimas miembros de la comunidad?

¿En otros sectores aún perciben discriminación?

— Las mujeres lesbianas, trans y bisexuales que hemos estado trabajando también pensamos en la salud sexual y reproductiva. En estos espacios, también hemos experimentado discriminación y falta de equipo adecuado. Te introducen un instrumento doloroso cuando nunca has tenido relaciones sexuales con un hombre. A mí personalmente me ha tocado momentos en que la forma en que te tocan te da un mensaje de ‘ah, es que es lesbiana, no sea que le vaya a gustar el toqueteo’. No hay la más mínima sensibilidad para hacer estos chequeos con ginecólogos. No hay una atención humana.

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EL TALLER A.C. Gabriela Cortés y Mónica Ponce crearon este espacio para promover la reflexión y el autocuidado de mujeres lesbianas, bisexuales, trans y personas no binarias. FOTO: ILSE CONTRERAS

En lo educativo ha habido avances. Hay profesores y docentes que tienen la sensibilidad para atender estos casos cuando la chica dice “me identifico con esto o prefiero que me nombren de otra manera”, pero no la suficiente. Me ha tocado ir a escuelas donde el profesor les grita maricones a los chicos. Es importante revisar que los profesores tengan la capacitación y sensibilidad para poder orientar a los alumnos. Siento que abonando poco a poco, desde los directivos que imponen estereotipos.

Nos damos cuenta de que seguimos en una visión de heteronorma obligatoria, de cómo tenemos que comportarnos las niñas y los niños. Se debe hacer una revisión de cómo ofrecemos las opciones a los alumnos para ser diferentes y no quedarse con el miedo de que puedan enterarse. Que las juventudes puedan ser violentadas y no ser libres de ser quienes quieran ser.

— ¿Cuál es el trabajo que hacen desde El Taller?

Nosotras, este pasado mayo, cumplimos 17 años de trabajo constante desde El Taller. Pero también llega un momento de desgaste emocional y físico, de enfrentarse a las autoridades. Hemos dado acompañamiento a familias que exigen justicia por crímenes de odio.

Desde hace unos años ya no lo hacemos por el desgaste y porque nos enfrentamos a autoridades sordas. Por eso hemos decidido optar por la denuncia pública y sensibilizar a través del teatro. Eso ha sido en los últimos años. Reconozco a compañeras como Gaby Chumacero, del colectivo trans Vida Plena y otras colectivas que sí hacen esos acompañamientos. Es importante cómo hacemos varias actividades y cada quien se va fortaleciendo y generando trabajo a favor de la población LGBTTIQ+.

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EL TALLER A.C. En el foro de teatro llamado Las Nahualas, se presentan obras sobre homo-lesbi-transfobia, mujeres desaparecidas, feminicidios, trata de personas y violencia contra la mujer. FOTO: ILSE CONTRERAS

Nosotras ahora damos acompañamiento desde la terapia psicológica, la contención en los espacios que tenemos y damos herramientas a estas poblaciones para que puedan defenderse y prevenir situaciones de violencia, porque la discriminación desafortunadamente ahí está y va a seguir hasta que las autoridades no tomen un posicionamiento real y sea real el castigo que se le da a las personas que lo hacen.

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