Querétaro

Anteros

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Anteros | Wikipedia

En el mes de febrero, todos los enamorados parecen invocar a Cupido, para que alguna flecha de en el blanco, y ese amor pueda ser correspondido. De manera inmediata, se nos viene a la mente, aquel angelito con facciones de niño, cabellos rizados, con una manta blanca cubriendo parte de su cuerpo, armado con un arco y flechas mágicas, que son las “causantes” de que nazca el amor entre las futuras parejas.

Sin embargo, poco de habla del hermano de Cupido, Anteros, el dios del amor correspondido. A diferencia de su hermano, Anteros no tiene una venda en los ojos, ya que recordemos en el proceso del enamoramiento, estos sentimientos llegan a cegar al ser humano. El aspecto de este dios, es de un joven de muy buen aspecto, saludable y con larga caballera, sus alas son las de una mariposa. Pareciera ser que Cupido es más famoso (claro está), por todo que el enamoramiento y hasta cierto punto el sufrimiento, generan en las relaciones amorosas cuando, a decir verdad, deberíamos dar paso al amor maduro, aquel que es correspondido en todos los aspectos.

Si observamos bien la imagen de Cupido, podemos deducir el tipo de amor que éste ofrece: infantil, juguetón, sorpresivo, aleatorio, momentáneo, incluso sin posibilidad de desarrollarse y crecer, siempre niño.

Su contra parte Anteros, muestra un físico maduro, firme, con alas de mariposa resultado de una transformación que lo ha llevado a un desarrollo y plenitud. No necesita esconderse y jugar con los sentimientos. No elige al azar, sino lo hace consciente de lo que está buscando.

Muchos romantizamos la idea del niño amoroso como el representante del amor, desde la óptica de la madurez, le viene mejor ser ícono del enamoramiento, pero del amor, Anteros.

Aunque no todo es miel sobre hojuelas, ya que al igual que Cupido, el hermano tiene una historia oscura: es el vengador del amor sin correspondencia. Anteros castigaba a los que desdeñaban y no correspondían al amor de otros, por lo que es el vengador o deus ultor de Eros.

Este hijo de Ares y Afrodita, también se presenta como un rival de Eros, lo que se puede interpretar como la lucha entre los amantes: aquellos que por pasión se dejan llevar confundiendo el amor verdadero y la lucha por que el hombre encuentre la estabilidad más allá de un acto de sensualidad.

Sin duda, los seres mitológicos, nos recuerdan lo más profundo y también los orígenes de nuestros sentimientos, deseos y la propia existencia. En el caso de Anteros, nos regala la lección de salir a buscar un amor pleno que esté por encima de los juegos infantiles del enamoramiento.

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