El reciente parón por la fecha FIFA les ofrece un respiro, pero las matemáticas no juegan a su favor. Y aunque llevan cuatro partidos sin conocer la derrota (dos victorias y dos empates), los empates frente a Necaxa y Mazatlán evidenciaron la falta de contundencia en momentos cruciales.
Un cúmulo de malas decisiones:
La irregularidad del equipo no es casualidad. Desde hace varias temporadas, Querétaro ha sufrido la pérdida de jugadores clave, quienes son transferidos a su “hermano” Xolos de Tijuana, propiedad del mismo dueño. Este favoritismo hacia el club fronterizo ha debilitado constantemente al conjunto queretano. El entrenador Mauro Gerk ha expresado en varias conferencias de prensa su descontento por la falta de refuerzos, una situación que mejoró apenas con la tardía llegada de Darío Benedetto. Sin embargo, para cuando llegaron los refuerzos, el torneo ya estaba muy avanzado, y las decisiones directivas mostraban poca coherencia.
Un plantel subvalorado:
Con un valor de plantilla de 25.6 millones de dólares, Querétaro solo supera a Puebla, que tiene un valor estimado de 23.5 millones. Este pobre capital inverso se refleja directamente en el desempeño del equipo. La temporada pasada, aunque alcanzaron los playoffs, cayeron ante Necaxa en penales, y en la Leagues Cup 2023, donde llegaron hasta los cuartos de final, superando expectativas. Sin embargo, este año no lograron siquiera salir de la fase de grupos.
Una afición inquebrantable:
A pesar de los resultados, Querétaro sigue contando con una de las aficiones más fieles. El Estadio Corregidora continúa recibiendo a miles de aficionados que, en cada partido, muestran su apoyo incondicional. Sin embargo, los números no mienten: de los cinco partidos jugados en casa, Gallos ha ganado solo uno (1-0 contra Tigres) y ha empatado otro (0-0 frente a Necaxa). Esto los convierte en el peor local del torneo, aunque de visita se ubican en una mejor posición, en el noveno lugar, empatados con América.
Necesidad de una renovación:
La institución queretana necesita una renovación profunda, desde la directiva hasta el plantel. Cuando han tenido un proyecto sólido, han demostrado lo que pueden lograr, como en 2015, cuando llegaron a la final de la Liga MX o cuando ganaron la Copa MX frente a Guadalajara. Sin embargo, ese Querétaro parece hoy un espejismo. Con las últimas oportunidades en juego, los Gallos no tienen más opción que intentar maquillar su campaña, aunque las esperanzas de clasificar son mínimas.
El próximo reto será Toluca, el 18 de octubre en casa. Un duelo crucial para seguir soñando, pero la realidad es que la institución debe pensar en una restructuración para evitar otro año de fracaso.
