La atmósfera en el Estadio Corregidora se llenaba de expectativa desde temprano, a pesar del viento frío que recorría el lugar. La afición de Gallos se dio cita con horas de antelación, buscando darle el empuje necesario a su equipo para salir de una racha complicada. Familias completas, grupos de amigos y parejas llegaban con los colores del club bien visibles, mientras se arremolinaban en los accesos mostrando su FAN ID, entre los estrictos controles de seguridad que se han vuelto rutina tras los incidentes de 2022.
Conforme el reloj avanzaba hacia el inicio del partido, los cánticos y gritos de apoyo comenzaban a retumbar en las gradas. La ilusión estaba en el aire, y cada balón recuperado o intento de ataque de Gallos encendía a los aficionados. La primera gran ocasión al minuto 14, aunque anulada por fuera de juego, arrancó gritos y suspiros entre la multitud, que se mantenía de pie, alentando con fervor. Los esfuerzos de Benedetto y la gran atajada de Allison aumentaban la euforia en la grada, hasta que el gol de Paulinho justo antes del descanso apagó el ambiente de golpe, como si el frío se hubiera intensificado de repente.
Durante la segunda mitad, la afición seguía alentando, aunque de manera más contenida, como si la esperanza de un empate fuera lo único que evitara el silencio absoluto. Cada avance de los Gallos era recibido con nerviosismo y aplausos tímidos, mientras los minutos pasaban sin que llegara la tan ansiada anotación. Por momentos, el estadio parecía congelarse, con un silencio pesado que sólo era roto por algún silbido esporádico de frustración.
En los últimos instantes, la tensión subió de nuevo cuando el equipo local lanzó balones al área buscando desesperadamente el empate. Incluso el portero Guillermo Allison se sumó al ataque en un intento por cambiar la historia, lo que hizo que la gente se levantara de sus asientos por un instante, pero la emoción se desvanecía rápidamente al ver que las jugadas no fructificaron. El pitazo final llegó acompañado de una resignación generalizada; la afición se marchó con rostros desencajados, abrigándose del frío y del amargo sabor de la derrota.
Así se vivió una noche más en La Corregidora, un escenario que pese a las bajas temperaturas y el resultado adverso, sigue siendo un refugio de pasión para quienes no dejan de creer en su equipo. El ambiente, que comenzó con tanta energía y esperanza, se fue apagando poco a poco, dejando un estadio vacío.
El próximo reto para Gallos será en la Jornada 14, cuando visiten a León el 26 de octubre a las 17:00 horas en el Nou Camp.