Distintos presidentes municipales han intentado quedar en la historia de la capital como aquellos que lograron revivir la plaza más emblemática del primer cuadro de la ciudad: la Alameda Hidalgo. Este parque arbolado, con más de 80 mil metros cuadrados, parece haber perdido su función como espacio para la sociedad queretana.
Desde su fundación en el siglo XVIII por el corregidor Ignacio Ruiz Colado, la Alameda fue concebida como un lugar de paseo y recreación para los primeros habitantes de Querétaro. A medida que la ciudad creció, el parque fue remodelado y adaptado, incorporando juegos, pistas de patinaje, monumentos y bardas perimetrales. Sin embargo, su brillo como centro de esparcimiento ha ido apagándose.
El primer mega-proyecto: Un zoológico
Uno de los proyectos más ambiciosos fue el intento de convertir la Alameda en un zoológico, impulsado por el alcalde Mariano Palacios Alcocer en 1977. En su visión, leones, osos, cocodrilos y otros animales exóticos atraerían a los queretanos. Sin embargo, este proyecto fue efímero: inaugurado el 30 de abril de 1977, para el 26 de abril de 1978 ya había fracasado. Con un costo anual de 40 millones de pesos, el municipio no logró mantenerlo ni un solo año. Los animales fueron reubicados en reservas y zoológicos del país, dejando atrás una muestra de cómo la falta de planificación puede condenar un proyecto.
Años después, en 1988, el mismo Palacios Alcocer, ya como gobernador, intentó nuevamente revitalizar la Alameda. Reformó entradas, cuidó árboles y mejoró la infraestructura, pero el espacio fue abandonado nuevamente, convirtiéndose en un tianguis y un foco de inseguridad.
El último gran fracaso
En 2016, el presidente municipal Marcos Aguilar anunció otro megaproyecto para la Alameda, como parte del Plan de Reordenamiento del Comercio en Vía Pública. Su propuesta incluyó una maqueta de 9 millones de pesos, el retiro de vendedores ambulantes y una inversión significativa en infraestructura. Sin embargo, el proyecto también quedó lejos de cumplir con sus objetivos a largo plazo.
Ahora, el alcalde Felipe Fernando Macías Olvera busca darle nueva vida a la Alameda Hidalgo. Hasta el momento, su estrategia incluye el retiro de vendedores ambulantes y la organización de actividades culturales, como las realizadas durante la temporada de Día de Muertos. Sin embargo, no ha dado a conocer un plan integral para garantizar su revitalización definitiva, ha comentado una fuerte inversión presupuestal, atención en la infraestructura y reforzar la seguridad en la zona.
La historia de la Alameda Hidalgo refleja un problema recurrente: la falta de continuidad y de proyectos sostenibles que realmente atiendan las necesidades de este espacio y de la sociedad queretana. Más allá de anuncios y buenas intenciones, es crucial que las autoridades municipales analicen las razones de los fracasos pasados y diseñen un plan realista, con presupuesto suficiente y una visión a largo plazo.
¿Logrará el alcalde encontrar la “medicina” que tantos han buscado para devolverle la vida a la Alameda Hidalgo?
