Querétaro

La Sociedad Distraída

Columna El Campanazo.

Una amplia mayoría de la sociedad mexicana vive distraída, y eso condiciona para mal las decisiones que toma, incluidas las de naturaleza cívica, política y electoral; al distraerse, al no colocar la atención donde debería importarles más por afectarles más, muchos mexicanos eligen actuar en contra de sus propios intereses.

Esa distracción casi generalizada no fue un problema grave en el México moderno, mientras en este país hubo un mínimo de inteligencia y madre en el ejercicio del gobierno; pero una vez perdida esa contención desde el poder, como es el caso desde 2018, la distracción social ha derivado en un deterioro grave, ofensivo, y francamente peligroso, de la vida en nuestro país.

Desde el arribo (incuestionablemente democrático) del movimiento político de Andrés López al poder federal, a la sociedad mexicana no le han faltado distractores una sola semana, con los cuales entretenerse mientras el régimen dinamita instituciones, servicios y obligaciones. Y esa generación constante de temas y controversias en torno a figuras pintorescas (para decirlo con suavidad) no es casual: corre a cargo del propio régimen, que aprovecha coyunturas o construye abordajes inocuos, sobre temas ajenos a la demolición que lleva a cabo.

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Tanto da si se trata del aspecto del menor de los hijos de López, o del mal inglés que habla Sheinbaum: desde el régimen, y con las redes sociales como vehículo primerísimo, se distrae de los temas relevantes a una masa crítica de ciudadanos, atrayéndolos a discusiones estériles, pero retorcidamente satisfactorias, con recursos visuales y textuales que les resultan irresistibles

Y si el régimen tiene una amplia reserva de personajes propios sobre los cuales convocar la atención de la ciudadanía, tiene una aún mayor cuando decide aprovechar los personajes que la propia sociedad coloca en la conversación pública, haciendo crecer en torno a ellos polémicas intrascendentes pero estridentes: el caso de la controversia entre una “grafóloga” simplona y un médico protagónico, en los días recientes, son un buen ejemplo de ello.

Quien se pregunta, pues, cómo es posible que el régimen guinda esté demoliendo libremente todo a su paso, con un grave daño a la salud, la vida y el patrimonio de quienes vivimos en este país, aquí tiene su respuesta: lo hace amparado en la vía que la propia sociedad afectada le abre, mientras coloca su atención, discurso y acciones en asuntos que no inciden en el gobierno ni en la sociedad más allá de la anécdota.

Si usted es una de esas personas que atiende todas esas polémicas, confiando en que puede atender muchos temas a la vez y por eso en realidad no está distraído, piénselo otra vez: una cosa es atender muchos temas a la vez, y otra es distraerse con cualquier cosa, saltando de un tema a otro. La diferencia es enorme, abismal... diría yo, incluso, que es una diferencia de vida o muerte.


En tanto no haya suficientes mexicanos colocando su atención en las muertes violentas, en el deterioro en los servicios de salud brindados por el Estado, en la destrucción del empleo y en la desaparición de la educación pública, todos estos daños permanecerán ajenos a la discusión pública y sus daños seguirán sufriéndose por muchos años más.

Le comparto un último dato: la palabra “distracción” tiene su raíz en la voz latina “distractio”, que significa “separación, desunión, división en múltiples vías”.

CAMPANILLEO

A ver si ya nos enteramos hacia dónde nos están llevando. No es torpeza: es bajeza.

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