Al inicio de la semana pasada el Gobierno Federal presento el denominado “Plan México”, y el viernes pasado el Gobierno Estatal hizo lo propio con “El Plan Estratégico de largo plazo, Querétaro 2050”. Ambos documentos buscan desde el ámbito de sus respectivas competencias promover el desarrollo económico con una visión a mediano y largo plazo, con ambiciosas metas.
En este contexto, surge de manera favorable la posibilidad de impulsar en Querétaro la edificación de un “Estado Socialmente Responsable” que tendría como propósito mejorar la calidad de vida de la población, enfocándose en el bienestar humano, económico y ambiental.
La construcción de este estado socialmente responsable es una necesidad impostergable. El crecimiento poblacional, la urbanización acelerada y las crisis ambientales y sociales han evidenciado la urgencia de replantear nuestras dinámicas territoriales bajo principios de responsabilidad social. Un territorio socialmente responsable no solo busca satisfacer las necesidades actuales, sino que también promueve el bienestar de las generaciones futuras, equilibrando desarrollo económico, justicia social y sostenibilidad ambiental.
Esto implica diseñar políticas y estrategias que integren a todos los sectores de la población, garantizando su acceso a recursos, servicios y oportunidades. Un Estado que prioriza la educación, la salud, el empleo digno para todos y fortalecer el tejido social.
PUBLICIDAD
Edificar un estado socialmente responsable requiere un enfoque sostenible. Los impactos del cambio climático obligan a repensar nuestras prácticas de desarrollo e incorporar energías renovables, fomentar la economía circular, el transporte público eficiente y priorizar la conservación de los ecosistemas, como acciones clave para garantizar la resiliencia del estado.
Otro pilar fundamental es la gobernanza participativa. La toma de decisiones debe involucrar activamente a la ciudadanía, las empresas y las organizaciones de la sociedad civil. Cuando las comunidades tienen voz y poder de decisión sobre su entorno, se incrementa el sentido de pertenencia y la corresponsabilidad. Este modelo de gobernanza fomenta la transparencia, reduce la corrupción y asegura que las políticas públicas respondan a las necesidades reales de los habitantes.
En el ámbito económico, se deben impulsar modelos empresariales éticos que generen valor compartido, reconociendo que las empresas tienen la capacidad de transformar comunidades.
Edificar un estado socialmente responsable no es solo una meta deseable, sino una obligación moral y estratégica. Solo así, en consonancia con los planes presentados, lograremos un estado más resiliente, equitativo y próspero, preparado para enfrentar los desafíos del presente y del futuro.
Estimado lector espero sus comentarios en mi cuenta de X @EUribarren