No hay gobierno sin ciudadanía, además de que la democracia no se reduce a las elecciones. Si bien elegir a nuestros representantes es un derecho fundamental, la participación ciudadana es el verdadero motor que impulsa la toma de decisiones en beneficio de la sociedad, es como una fórmula matemática a mayor participación, un mejor gobierno.
En Querétaro, la Ley de Participación Ciudadana es un instrumento clave que permite a las y los queretanos involucrarse activamente en la construcción del futuro de su estado, esta legislación fue publicada este fin de semana en la Sombra de Arteaga, es decir, ya está en vigor.
Esta ley, que establece mecanismos para que la voz de la ciudadanía sea escuchada, representa un avance significativo en la vida democrática de Querétaro. A través de consultas populares, audiencias públicas, presupuestos participativos, iniciativas ciudadanas entre otros mecanismos, los queretanos pueden incidir directamente en las decisiones gubernamentales y en la creación de políticas públicas más justas y eficaces.
Uno de los mecanismos más importantes es el presupuesto participativo, que permite a la ciudadanía proponer y decidir en qué se invierten ciertos recursos públicos. También destacan las consultas ciudadanas, que sirven para conocer la opinión de la población sobre temas de interés general. Además, los observatorios ciudadanos tienen por objeto dar seguimiento y evaluar ciertas acciones del Poder Ejecutivo del Estado en cuanto a la eficiencia y eficacia en el cumplimiento de los objetivos para los cuales fueron implementadas.
Sin embargo, la ley por sí sola no transforma la realidad. Para que sea efectiva, es fundamental que más ciudadanos la conozcan y hagan uso de sus herramientas. La participación no debe verse como una obligación, sino como una oportunidad para influir en el rumbo de nuestro estado.
Querétaro tiene una sociedad activa y comprometida. Es momento de aprovechar los instrumentos que nos brinda la ley para consolidar una democracia más cercana y representativa. Porque cuando la ciudadanía se involucra, el cambio deja de ser un anhelo y se convierte en una realidad.