Querétaro

Robbie Williams y el biopic que el cine necesitaba

Columna Radiocensura.

¡Rockstar es quien elige serlo, ALV!

Y si alguien ha demostrado que no se necesita un riff de guitarra distorsionado para tener actitud de rockstar, ese es Robbie Williams.

Better Man, su nuevo biopic dirigido por Michael Gracey (quien también dirigió El gran showman), no solo rompe esquemas con una historia tan grandilocuente como su protagonista, sino que lo hace con un recurso narrativo tan insólito como brillante: Robbie es interpretado por un chango en CGI.

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Sí, un simio digital que es Robbie y no es Robbie al mismo tiempo, una elección que puede sonar ridícula pero que, de alguna forma inexplicable, funciona. No es rock, pero sí es rockstar. Para quienes esperaban un biopic convencional con un actor imitando los gestos de Williams hasta el ridículo (cof, cof, Bohemian Rhapsody), Better Man ofrece algo mucho más audaz: un retrato surrealista de un artista que ha vivido al filo del exceso, la autodestrucción y la redención.

Su historia no es la del típico genio torturado que llora con un piano de fondo; es la de un hombre que se ha reinventado más veces que Madonna y que, incluso en su peor momento, ha sabido ser espectáculo puro.

El filme combina flashbacks, números musicales deslumbrantes y la voz en off del propio Williams, quien narra su historia con la ironía y el sarcasmo que lo caracterizan. No hay solemnidad forzada ni lágrimas de cocodrilo: hay luces, sombras y un Robbie que se ríe de sí mismo mientras baila con su versión digitalizada.

En una era donde Hollywood recicla más ideas que una tienda de segunda mano, Better Man llega como un golpe de adrenalina. Mientras las salas se llenan de secuelas innecesarias y remakes sin alma, esta película es un acto de valentía y originalidad. No intenta ser Rocketman ni Walk the Line, ni siquiera la más reciente cinta biográfica de la malograda británica Amy Winehouse. En su extravagancia, encuentra su mayor fortaleza.


¿Es un biopic clásico? No. ¿Es una película musical? Tampoco del todo. ¿Es una genialidad? Absolutamente.

Si aún dudas en verla, recuerda esto: el cine necesita riesgo, irreverencia y un toque de locura. Y Better Man tiene todo eso, con un mono CGI que esnifa cocaína como metáfora de los excesos del estrellato y sin temor a cuidar al personaje, como en otras biopics. Better Man pinta a Robbie Williams de cuerpo entero. ¿Hay algo más rocker que eso?

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