Querétaro

Marisol Castañeda, el sueño de hacer justicia que se volvió realidad​

En el marco del Día Internacional de la Mujer, la magistrada Marisol Castañeda habla sobre su trayectoria, los retos de las mujeres en el ámbito judicial y la importancia del feminismo

Magistrada
La magistrada Marisol Castañeda habla sobre su trayectoria. /Cortesía

Marisol Castañeda, magistrada destacada en el ámbito judicial de Querétaro, es una figura que lucha por los derechos humanos y la igualdad de género desde su trinchera profesional. Con una trayectoria marcada por el esfuerzo, la dedicación y una preparación constante, su visión sobre las mujeres y el feminismo se nutre de una profunda empatía hacia los retos que enfrentan a diario, tanto en el ámbito público como privado.

En esta entrevista, realizada por Publimetro Querétaro en el marco del Día Internacional de la Mujer, Castañeda habló sobre los obstáculos que ha superado como mujer en el poder judicial, su definición del feminismo y el papel de la sociedad en la construcción de un futuro más equitativo.

magistrada
Marisol Castañeda: la magistrada que lucha por la justicia y la igualdad en Querétaro. /Cortesía

¿Cómo es la preparación mental para asumir una responsabilidad tan grande?

Es algo para lo que me he preparado desde hace muchos años. Tener la responsabilidad de dictar una sentencia o decidir sobre los derechos humanos de las personas es algo que siempre he asumido con seriedad. Mi trabajo, esfuerzo, dedicación y actualización continua, enfocados en la protección de los derechos humanos, me dan la tranquilidad de saber que estoy preparada para asumir cargos de mayor responsabilidad si se presenta la oportunidad. Creo que estoy muy lista para ello.

Durante su carrera, ¿considera que por ser mujer tuvo que hacer un esfuerzo mayor en comparación con un hombre?

Sí, totalmente. Desafortunadamente, es algo con lo que las mujeres seguimos lidiando todos los días, tanto en el ámbito público como en el privado. Históricamente, se nos asignó el trabajo del hogar, y aunque logramos abrirnos paso al mundo laboral, la carga doméstica sigue recayendo mayormente en nosotras. La Suprema Corte lo llama la “doble jornada”, pero a veces es triple, porque muchas mujeres también cuidamos de hijos y adultos mayores. Te levantas temprano, preparas a tus hijos, trabajas todo el día, y al regresar a casa sigue habiendo labores sin horario ni descanso. Lo hacemos con gusto, porque está en nuestro ADN ser cuidadoras, pero sí se convierte en un reto y, a veces, en un obstáculo. En mi caso, mi carrera judicial, de la que estoy muy orgullosa, la construí con muchísimo esfuerzo, noches sin dormir y una gran voluntad.

¿En algún momento vivió acoso por ser mujer?

Claro que sí, acoso laboral y acoso sexual. Antes ni siquiera se hablaba de eso, pero hoy hay más apertura, aunque falta mucho. Muchas compañeras no denuncian por temor a represalias. Antes también estaba el miedo a no ser creídas, pero gracias a criterios de la Corte Interamericana de Derechos Humanos y de nuestra Suprema Corte, la declaración de una víctima tiene un peso importante. Sin embargo, el temor a represalias sigue siendo un gran obstáculo.

¿Cuándo considera que empezará a cambiar la mentalidad de que las mujeres no solo deben dedicarse al hogar, sino también desarrollarse profesionalmente?

Vamos en el camino. Ya se habla del tema y hay avances en sentencias y jurisprudencias, pero falta mucho como sociedad. Desde los hogares, debemos eliminar estereotipos. Por ejemplo, en las revelaciones de género: azul para niños, rosa para niñas. A las niñas se les regalan muñecas para cuidar, a los niños carritos para construir. Necesitamos educar en igualdad desde casa. Si nos vemos como iguales, muchos problemas se resolverían, pero eso requiere educación constante.

La llegada de una mujer a la presidencia de la República, ¿rompe techos de cristal?

Sí, 100%. Es muy inspirador. Ese espacio, el de tomar decisiones sobre el rumbo de un país, nunca había sido ocupado por una mujer. Demuestra que estamos preparadas para llegar a cualquier lugar. La presidenta lo ha asumido con inteligencia, rompiendo barreras y motivando a otras.

El feminismo ha tomado fuerza en los últimos años. ¿Cómo lo define y se considera feminista?

Sí, me considero feminista, pero no radical. Todo necesita equilibrio. Soy protectora de los derechos de las mujeres y las infancias, en ese orden. El feminismo es la causa de proteger los derechos de unas a otras, pero sin deslegitimarla con violencia innecesaria. En las marchas, apoyo a las mujeres que reclaman justicia por violencia o desapariciones, no a quienes generan más violencia sin una causa genuina. Desde mi trabajo, reviso con cuidado los casos de mujeres violentadas y apoyo a las que vienen detrás, para que no enfrenten lo que yo viví. Eso es feminismo: tender redes de apoyo entre nosotras, reconociendo también a los hombres aliados que nos han ayudado.

¿Qué le diría a una madre que perdió a su hija, a quien las instituciones le fallaron, y que en una marcha rompe algo por coraje?

No podría reprimirla. Nadie sabe lo que ella carga. Sería empática, me acercaría, intentaría apoyarla y buscar una solución institucional de su mano. No la juzgaría ni le diría qué no hacer. A lo mejor no rompo vidrios con ella, pero sí lucharía junto a ella por justicia.

Hay muchas demandas en las marchas. ¿Cuáles serían las tres más prioritarias para usted?

Es difícil elegir, todas son graves. Pero diría: feminicidios —matan a 10 mujeres al día en este país—, desapariciones forzadas y trata de personas. Son problemas de magnitud terrible que requieren atención urgente.

¿Con qué soñabas de niña?

Mi mayor anhelo, sin duda, era poder llegar a un espacio en el que yo incidiera en la vida de las personas e hiciera algo bueno por las personas. Yo veía a mi padre que, hablaba de problemas legales

y recuerdo mucho las pláticas de él que comentaba sobre injusticia sobre mujeres que se quedaban sin apoyo económico de su expareja. Y aunque los procesos eran un camino muy largo que seguir, sobre todo en aquel momento, eso me inspiraba mucho, me motivaba mucho y yo pensaba en algún momento, a mí me gustaría ser quien tomara una decisión que beneficiara a alguna persona.

¿Y qué consejo le darías específicamente a niñas pequeñas?

Que todo se puede en esta vida, que lo único imposible en esta vida es lo que no intentas, que las mujeres somos personas extraordinarias, que somos capaces de hacer muchísimas cosas, que no necesitamos el apoyo de nadie y que hoy más que nunca tenemos que seguir luchando y abriéndonos el camino unas a otras.

DV Player placeholder

Tags


Lo Último