Opinión

El arte como búsqueda

Columnista Fabiola Falcó.
Columnista Fabiola Falcó. /Cortesía.

El arte es un fenómeno íntimamente ligado a nuestra humanidad, parece imposible pasarlo por alto cuando planteamos la pregunta ¿quiénes somos?, es por esta razón que se señala al hombre como el primer Hermeneuta.

“Hermenéutica” (Gadamer,1978) es la facultad práctica del comprender desde una perspectiva eminentemente humana, es decir, con intuición y perspicacia.

En esta búsqueda de comprender la realidad, de encontrar la verdad es que el arte se desarrolla.

Entre el arte como búsqueda de la verdad y la realidad hay una gran diferencia que va de lo creación del imaginario a la concepción de lo real, de lo que se puede inventar libremente respecto a la “aridez de los hechos”. Pues como hemos visto a través de la historia del arte encontramos en su manifestación el registro de una visión emocional de los acontecimientos vividos por el ser humano a lo largo del tiempo.

El arte como lenguaje permite al hombre la posibilidad de recrearse en su utilización para genera un diálogo consigo mismo que lo lleva a un encaramiento de su emocionalidad, y que muchas veces desemboca en un intento por explicarse la vida a través de buscar la verdad para debatir la realidad.

Lo que miramos al contemplar una obra de arte es este diálogo interno, esta búsqueda del ser humano por la verdad, este devenir emocional llevado a la forma. Esta intención del artista cuando es bien ejecutada desemboca en una elevación hasta el Ideal, y es en ese justo momento que el arte adquiere el aspecto de la belleza. (Una sensación de alcanzar a mirar la verdad).

En última instancia, el hombre busca en el arte la verdad, y en ocasiones en esta búsqueda se ha precisado el intentar recrear la realidad. Pero recrear no puede tener más que un sentido: el de reconstituir lo que se deshace.

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Que el arte recree la realidad en búsqueda de la verdad implica que la verdad, lejos de darse, no cesa de escaparse, de desvanecerse, de desaparecer. Hay, por decirlo así, dos formas de realidad: la realidad bruta e inmediata, tal como la cruzamos por momentos en la vida cotidiana, y la realidad creada por el arte en búsqueda de la verdad. El arte es, de hecho, el paso de una a otra.

El arte verdadero sorprende, provoca un estado emocional que sobrepasa la superficialidad de un deseo o una repulsión. Ya que la finalidad del arte es sacarnos de los perjuicios de nuestra vida corriente para acercarnos al núcleo de la autentica realidad.

La responsabilidad del artista es develar lo sublime de la belleza, sacudir nuestro sentido de seguridad, pues la belleza radical nos exige sentir y reflexionar sobre el misterio de nuestro transitar en este mundo.

Es así como el verdadero arte debe de renunciar a la generalidad y asimilar su singularidad.

* Las declaraciones y opiniones expresadas en este artículo son de exclusiva responsabilidad de quien las escribe y firma, y no representan el punto de vista de Publimetro.

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