Buchetaro

Columna.
Columna. /Cortesía.

Es innegable que la “Buchonería” se ha apoderado de nuestro estado, principalmente de nuestra Zona Metropolitana, los recientes hechos de Hacienda los Laureles, son un claro ejemplo, tres personas ejecutadas al interior de una Lamborghini Urus, un vehículo con un valor comercial de 5 millones de pesos. Además no es raro ver circular por las calles de la Ciudad de Querétaro, vehículos de súper lujo, algunos más llamativos que otros, muchas veces resguardados por dispositivos de seguridad muy “intimidantes”. ¿Quiénes son?

Muchos de ellos o ellas seguramente empresarios honestos que pues se compran el coche que se les da la gana con el sudor de su frente, o futbolistas que también gustan de un estilo de vida exótico, otra buena parte de personas que tienen un estilo de vida lleno de lujos son los famosos “estrategas fiscales”, o como guste llamarlos, podrá ser que su actividad se mueva apenas en el marco de la ley, pero en general también son empresarios muy productivos. Los que de verdad deberían preocuparnos son los “narco buchones”. Gente dedicada a todo tipo de actividades delictivas por ejemplo: Cobro de derecho de piso, secuestro, huachicoleo, narco tráfico más lo que se acumule, gente que como resultado de sus actividades delictivas tiene importantes flujos de efectivo, gente que puede comprar una camioneta de 5 millones de pesos o una casa en el Campanario de 40 millones de pesos, sin mayor esfuerzo.

En los últimos 10 años hemos visto una marcada proliferación de este tipo de “Nuevos ricos” cuyas fortunas están sustentadas en el sufrimiento o la vida de miles de personas, no nos podemos horrorizar de los campos de exterminio en Jalisco pero admirar al “narco Buchón” que llega vestido de cabeza a pies de Louis Vuitton o Balenciaga. De una u otra manera todo está concatenado. Digamos, hipotéticamente , que una célula delictiva se encarga de extorsionar comerciantes en Celaya o agricultores en Michoacán, a quien no paga, la primera llamada es una golpiza, la segunda es la quema de sus locales, la tercera y última es la ejecución a plena luz del día, con la mala suerte de que la víctima iba acompañada de su hija de 7 años quien también perdió la vida, el jefe de esa y otras 10 células vivía en Irapuato, pero la plaza está tan caliente así que decide cambiar su residencia a Querétaro, desde aquí sigue operando su “negocio”, también invirtió en restaurantes del mismo estilo “Buchón” que van desde marisquerías estilo sinaloense hasta restaurantes con postres bañados en oro,se reúne con gente en su línea laboral, van de restaurante en restaurante o de antro en antro haciendo gala de su enorme flujo económico. Y así hasta que alguien decide ajustar cuentas y se dan hechos como el de los Cantaritos, Centro Sur o el Lambirghini.

Una vez que se han dado estas ejecuciones, con mucha razón, viene el clamor popular “El gobierno no hace nada”, “Ya se salió de control”, pero parece que mientras no haya ejecuciones escandalosas, podemos convivir de manera cotidiana con los delincuentes, una vez que son detenidos o ejecutados se convierten en apestados sociales, mientras eso no suceda, son solo clientes medio “raros”.

Poco o nada puede hacer el gobierno o la sociedad para que alguien elija vivir en Querétaro, lo que sí podemos hacer es denunciar comportamientos atípicos o que creamos que pueden ser hechos delictivos. Se puede denunciar al 089 de manera anónima. Nunca está por demás mantenernos alertas, cuidar nuestras amistades y usar el sentido común.

* Las declaraciones y opiniones expresadas en este artículo son de exclusiva responsabilidad de quien las escribe y firma, y no representan el punto de vista de Publimetro.

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