La semana pasada dimos un paso muy importante en Querétaro, encabecé el primer foro para difundir y socializar la nueva Ley de Participación Ciudadana del estado, una herramienta que representa mucho más que un texto legal sino que representa la posibilidad real de que la ciudadanía tenga voz, incidencia y poder de decisión en los asuntos públicos que impactan su vida cotidiana.
Como presidente de la Comisión de Participación Ciudadana en la LXI Legislatura, mi compromiso es claro, que esta ley no se quede en el papel, que no sea solo una buena intención archivada entre decretos, sino una realidad viva que se conozca, se use y transforme nuestra relación con el gobierno porque esta ley es de todas y todos los queretanos, y por eso su apropiación debe empezar desde el conocimiento.
Nuestro objetivo con estos foros es doble: primero, que las y los ciudadanos conozcan a fondo sus derechos y las herramientas con las que cuentan para participar activamente; y segundo, acompañar a los 18 municipios en el proceso de adecuar sus reglamentos locales para hacer operativa la ley y fomentar la participación en cada rincón del estado.
Querétaro está a la vanguardia a nivel nacional en participación ciudadana, no lo decimos nosotros, lo dicen los datos, pero aún hay camino por recorrer. De acuerdo con el Instituto Electoral del Estado de Querétaro, tenemos niveles de participación por encima de la media nacional, pero necesitamos que más personas se involucren, que más decisiones se tomen con la gente, no solo para la gente.
Por eso es tan relevante esta nueva ley, ya que se amplían a 11 los instrumentos de participación: desde el plebiscito y el referéndum, hasta el presupuesto participativo, las consultas vecinales, los consejos ciudadanos, el cabildo abierto y muchos más. Esto significa que hay más puertas abiertas para que la ciudadanía exprese su opinión, proponga soluciones, supervise decisiones, colabore con las autoridades y abone a mantener su calidad de vida.
En palabras claras, esta ley empodera a las y los ciudadanos y lo hace con sustento jurídico, con reglas claras y con procesos que garantizan certeza y legalidad porque no se trata de improvisar, se trata de construir juntos porque las mejores políticas públicas no nacen en los escritorios, sino en el diálogo con la gente.
Estoy convencido de que una democracia sólida se construye con participación real, no solo con votos cada tres años, se construye con ciudadanos informados, activos, críticos y comprometidos y eso solo se logra si el Estado ofrece canales accesibles, útiles y eficaces para involucrarse.
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En los próximos días seguiremos con foros regionales, llevando esta ley a todas las ciudadanas y ciudadanos del estado, explicándola y dialogando con autoridades municipales, organizaciones civiles, colectivos, jóvenes, mujeres, adultos mayores y todas las voces que quieran ser parte de esta nueva etapa en la vida pública de Querétaro.
Quiero agradecer profundamente a quienes nos han acompañado en este proceso: al Instituto Electoral del Estado de Querétaro, al Centro Estatal de Participación Ciudadana, a las organizaciones civiles como CÍVICA y el Frente Queretano por el Derecho a la No Discriminación, y por supuesto a mis compañeros legisladores de la Comisión, este es un esfuerzo colectivo, y así debe seguir siendo de esta manera.
Querétaro es tierra de instituciones fuertes y ciudadanos comprometidos, con esta ley, reafirmamos que nuestro estado no solo escucha a su gente, sino que construye con ella. Hoy tenemos una gran oportunidad en las manos y es que la participación ciudadana deje de ser un ideal abstracto, y se convierta en una herramienta cotidiana de transformación.