Ante los desastres naturales el ser humano no puede hacer mucho, ya que no todos pueden ser pronosticados, un ejemplo claro son los terremotos y en un país como México saber exactamente cuándo temblará sería de gran ayuda. Quizá en un futuro cercano esto sea posible.
De acuerdo con un estudio publicado en la revista Science, una investigación de Quentin Bletery y Jean-Mathieu Nocquet, del Centre National de la Recherche Scientifique, en el que se analizaron datos de GPS asociados a 90 sismos de magnitud superior a 7, se detectó una señal muy sutil, pero identificable; es decir que “existe una aceleración del deslizamiento de la falla relacionada con la catástrofe que ocurre dos horas antes”.
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El estudio agrupa datos de 3.026 estaciones geodésicas de todo el mundo, pero concentradas principalmente a lo largo de la costa del Pacífico de todo el continente americano, Japón, Nueva Zelanda, diversos puntos de Asia y la zona de Turquía y los Balcanes.
Los investigadores identifican como señal precursora un movimiento en las grandes fracturas del terreno, algo que se produce normalmente por el desplazamiento de las placas tectónicas, pero que tendría, según su análisis estadístico, diferencias identificables muy poco antes de desencadenarse un terremoto devastador.
La revista Science analizó la repercusión de este hallazgo en un artículo de Roland Bürgmann, experto de la Universidad de California en Berkeley, quien asegura que de ser posible se podría emitir una advertencia, lo que se constituiría en una herramienta que salvaría muchas vidas en las zonas propensas a registrar sismos.
Sin embargo, advierte que no está confirmado “si tales aceleraciones están claramente asociadas con grandes terremotos o si alguna vez podrían medirse eventos concretos con la precisión necesaria para proporcionar una advertencia útil”.
Por otro lado, el geólogo y divulgador científico Nahúm Méndez Chazarra, consultado por El Confidencial, consideró que se trata de un estudio interesante y que representa un primer paso para saber si la humanidad será capaz algún día de detectar las señales precursoras para predecir los terremotos.
“No sabemos si en el futuro va a servir para todas las fallas y para todos los terremotos (...) pero no deja de ser digno de estudiar y analizar más a fondo”.
Una posibilidad aún leve, tanto como la señal detectada
Bletery y Noquet, autores del estudio, han identificado que justo antes de que se libere la energía que provoca un sismo, hay una aceleración en el movimiento, “como si la falla se deslizara un poco a dos horas del gran terremoto”. Esa señal no es nada evidente, ya que sólo se ha podido detectar como resultado de un exhaustivo análisis estadístico de los datos de GPS de las estaciones geodésicas repartidas por lugares próximos a grandes eventos sísmicos.
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Al respecto, Méndez Chazarra comenta que aunque el uso cotidiano de un GPS es a bordo de un automóvil, para los geólogos, tenerlos en estaciones fijas sirven para cuantificar el movimiento de los terremotos
“En realidad, estos movimientos son muy lentos o se aprecian al cabo de mucho tiempo, por eso haber detectado esa leve aceleración del deslizamiento de una falla asociada a los momentos previos es toda una novedad que dará paso a nuevas investigaciones”, concluyó.