Durante años, en la recóndita colonia menonita de Molotschna, decenas de mujeres fueron sistemáticamente drogadas y violadas mientras dormían. Despertaban doloridas y sangrando. La comunidad se empeñaba en mantener que todo era producto de su absurda imaginación, o quizá obra del demonio, que las castigaba por sus pecados.
Ocho de esas mujeres que padecieron abusos y violaciones están a punto de reunirse en secreto para tomar una decisión que determinará su futuro, esa es parte de la mirada que hace la cineasta Sarah Polley en la cinta Ellas hablan (Women Talking) que se estrena esta semana en México.
Durante los premios Óscar, la cinta ganó Mejor guion adaptado que recibió Sarah Polley por Women talkin (Ellas hablan).
“Aunque la historia detrás de los acontecimientos en Ellas Hablan es violenta, la película no lo es. Nunca vemos la violencia que han sufrido las mujeres. Solo vemos breves destellos de las secuelas. En cambio, vemos a una comunidad de mujeres unirse y que deben decidir, en un espacio de tiempo muy corto, cuál será su respuesta colectiva”, señaló Sarah Polley.
“El punto es ver a las mujeres unirse en nombre de la igualdad y de mayores derechos personales, algo que resulta muy oportuno. Si hay una necesidad de contar esta historia, es ahora. También creo que esta historia va a durar toda la vida, porque estas historias han durado vidas enteras. Nunca me he sentido tan orgullosa de formar parte de una película como con esta, justo en este momento”, señaló la directora.
Filmada en plena pandemia, la cineasta canadiense habló de la fortaleza que le dio el elenco.
“Todo salía bien todos los días. Fue estimulante y aterrador a la vez, porque no me había dado cuenta de lo desafiante que sería tener a ocho actrices y un actor en una habitación pasando juntos por el cielo y el infierno durante ocho semanas”, detalló.
Explicó que dentro del grupo de las actrices no había egos, ni lucha de temperamento, “todos estaban profundamente involucrados, y no hubo indecisión en ningún momento”.
Polley reveló un momento especial durante el rodaje , “lo que se les pidió a estos actores era una locura y quizá un poco inhumano. Una de las primeras grandes escenas tiene diez páginas, con enormes emociones, picos y valles. Esa escena se rodó durante dos días y medio, con 120 tomas en diferentes ángulos. Le preocupaba que los actores se desgastaran, ya que era muy exigente. Pero, siempre resistentes, lo superaron, creando un espacio para la vulnerabilidad”.
También puntualizó que el drama no solo se hizo en equipo y generó algo muy particular, “era como si formaran parte de un movimiento, no de una película”.