Destacado representante de la poesía, la narrativa y la divulgación cultural desde hace más de medio siglo, José Emilio Pacheco rompió las fronteras culturales al establecer vínculos mediante las diferentes variables de su trabajo literario.
El autor fallecido este domingo escribió cuentos, novelas, editoriales, artículos, adaptaciones, guiones cinematográficos y teatrales, textos culturales y de investigación, que lo convirtieron en un clásico de la literatura contemporánea, de acuerdo con información difundida por el Consejo Nacional para la Cultura y las Artes en su portal de Internet.
Su trayectoria literaria lo hizo merecedor de reconocimientos como el reciente Premio de Poesía del Mundo Latino “Víctor Sandoval” 2013, que le fue entregado durante la 15 edición del Encuentro de Poetas del Mundo Latino, en noviembre.
Su dedicación fue reconocida también por diversos escritores y académicos, como el poeta Eduardo Lizalde, quien definió a Pacheco en sus primeros logros literarios como un escritor versátil, creativo, audaz y digno de celebrar sus éxitos.
Desde sus escritos iniciales ya pintaba para ser reconocido en el ámbito internacional no sólo por su trabajo impecable, sino también por sus cualidades personales y valores como ser humano.
Para el escritor, guionista, periodista y dramaturgo Vicente Leñero, se trató de un amigo que desde su juventud le brindó aliento para continuar en el camino literario, refirió en declaraciones al Conaculta.
Esa visión fue respaldada tanto por la escritora y periodista Elena Poniatowska, como por la narradora, ensayista y editora Silvia Molina, quienes describieron al escritor con una actitud solidaria, generosa, además de culta y crítica.
Otras personalidades como el novelista, cuentista, editor y catedrático Hernán Lara Zavala y la escritora, ensayista, crítica literaria y académica Margo Glantz reconocieron el desempeño pulcro, el sentido del humor, ironía y sapiencia del escritor mexicano.
José Emilio Pacheco Berny nació en la ciudad de México el 30 de junio de 1939, vivió sus primeros años en la calle Guanajuato de la colonia Roma. Su madre provenía de una familia de empresarios procedente del puerto de Veracruz y su padre alcanzó el grado de general de brigada en 1927.
Realizó sus estudios preparatorios en el Centro Universitario de México y acudió a los cursos de José Enrique Moreno de Tagle, donde comenzó a leer a diversos autores como Jorge Luis Borges y Alfonso Reyes.
En este mismo periodo adquirió el gusto por el teatro y para 1960 ya había escrito las piezas en un acto “La reina” y “El pasado lo guardan las arañas”.
Pacheco emprendió la carrera de Derecho, sin embargo prefirió estudiar filosofía en la Universidad Nacional Autónoma de México, además de disfrutar de la lectura por sí mismo, compartió su interés con amistades como Carlos Monsiváis, Juan José Arreola y Sergio Pitol, de acuerdo con el portal electrónico biografiasyvidas.com
Con tan solo 20 años, publicó su primer cuento “La sangre de Medusas”, dentro de la colección de “Cuadernos del Unicornio” de Arreola, que fue el punto de partida de su carrera literaria, reseñó el portal web www.colegionacional.org.mx
Hacia 1966 publicó su primer libro de poemas “Los elementos de la noche” y su texto de cuentos “El viento distante. El reposo del fuego”.
Durante este periodo se ganó el reconocimiento de distinguidos autores como Octavio Paz, Rosario Castellanos, Emilio Carballido, Carlos Fuentes, Juan García Ponce, Luisa Josefina Hernández y Juan Rulfo.
Hacia 1973 ya contaba con distintos premios y distinciones como el premio “Magda Donato” en 1967, por su novela “Morirás lejos”; el Premio Nacional de Poesía Aguascalientes, en 1969, por su poemario “No me preguntes cómo pasa el tiempo”; el Premio “Xavier Villaurrutia” en 1973, por “El principio del placer”.
Además compartió el Ariel con Arturo Ripstein por mejor historia original y arreglo cinematográfico con “El castillo de la pureza”, en 1973, y por el guión de la película “El santo oficio”, en 1975.
Los años siguientes siguió recibiendo distintos premios y honores, entre los cuales destacan su nombramiento como Académico Honorario de la Academia Mexicana de la Lengua en 2006; la Medalla al Mérito Artístico en 2007 y el Premio al Mérito Literario en 2008.
Igualmente, la Medalla de Bellas Artes, que le fue conferida durante un homenaje por el 70 aniversario de su natalicio.
En 2010, la Asamblea Legislativa del Distrito Federal le concedió la Medalla de Oro al Mérito Artístico y también la Universidad Nacional Autónoma de México lo distinguió con el Doctorado Honoris Causa por ser representante de la poesía latina del último medio siglo.
Asimismo, recibió el Premio “Miguel de Cervantes” 2009 por enaltecer el legado literario en lengua española, además en 2001, El Colegio de México le otorgó el Premio “Alfonso Reyes”, creado por esa institución.
Impartió clases en varias universidades de distintos países como Estados Unidos, Canadá e Inglaterra, y se desempeñó como investigador en el Departamento de Estudios Históricos del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH).
Entre sus numerosas obras, figuran los libros “El principio del placer” (1972) y “Las batallas en el desierto” (1981), una de sus más leídas historias, que gira en torno a la nostalgia de un amor imposible.