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“Fuego ardiente”: Así fue como Joaquín terminó con la vida de Dante

Joaquín se sintió traicionado por su padre y no tuvo compasión al acabar con su vida en uno de los episodios de Fuego ardiente

«Solamente adelanté tu deseo… de que fuera yo quien terminara con tu vida… deseo cumplido, papito lindo», con esas palabras y lleno de lágrimas despidió Joaquín a Dante, su padre, luego de haberlo asesinado.

Una escena dramática y llena de emociones se puede ver en el capítulo 77 de la telenovela mexicana Fuego ardiente, donde Joaquín, entre frustración y resentimiento, tomó la peor decisión de su vida.

Y sí, se adelantó. Joaquín despidió a su padre de la manera más cobarde y cruel que puede existir viniendo de un hijo, porque ya se sabía que tarde o temprano la vida de Dante se iba a detener… debido a su enfermedad.

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Fuego ardiente: La dramática escena entre Joaquín y Dante

Toda la familia Ferrer pensó que Dante pronto partiría de este mundo por culpa de una esclerosis lateral amiotrófica, la cual lo llevó a reunirse con sus familiares para poner todo en orden, especialmente aquellos asuntos de negocios, pero nadie imaginó que sería su hijo quien terminaría acabando con su vida.

La suerte de Joaquín Ferrer siempre estuvo de su lado al tener a su padre Dante, dueño de una finca productora de aceite de oliva, patrimonio de la familia Ferrer, pero que luego se convirtió en una cortina de humo para lo ilícito.


Joaquín demostraba ser un empresario exitoso ante los demás, presumiendo de la productora de su padre, pero lo que realmente le generaba dinero era un negocio oscuro.

Las decisiones de Dante que trastornaron a Joaquín

En medio de la enfermedad y que pronto estaría despidiéndose de su seres queridos debido a sus graves problemas de salud, Dante tomó varias decisiones y dos de ellas fueron suficientes para que Joaquín acabara con su vida.

La primera decisión de Dante fue cerrar definitivamente el negocio de su hijo, quien se lucraba gracias a la falsificación de billetes. Joaquín obligado, no puedo hacer nada para continuar con su negocio.

La segunda decisión de Dante


Si la primera decisión fue difícil para Joaquín, la segunda sin duda fue la gota que derramó el vaso. Algo que impedía el cierre de la productora de billetes falsos era la ambición de Joaquín, quien podría beneficiarse con cualquier otro negocio ilícito, pero para ello necesitaría un escudo y ese era la finca de aceite de oliva.

Dante tomó la decisión de vender la finca con el fin de acabar con todo lo ilegal que se había construido gracias a ese lugar, pero esto sería el detonante.

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Traición y un último abrazo

El crimen ocurrió quizás, de la manera más cobarde e inesperada para Dante. El viejo Ferrer se encontraba solo y triste en su finca cuando apareció Joaquín, quien al enterarse de la venta, salió inmediatamente a buscar a su padre.

Joaquín se sentía traicionado por su padre por haberla vendido, ya que Dante decidió hacerlo sin su consentimiento. Un Joaquín frustrado le reclama a su padre y le dice que lo había traicionado, pero en seguida Dante le responde que lo hizo para salvarlo. «No me estás salvando, me estás arruinando», le contestó Joaquín.

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«Papito, te ruego que canceles esa venta, porque si no…», las lágrimas de Joaquín comenzaron a caer y fue ahí cuando Dante le dijo «perdóname hijo, te amo», a lo que este respondió: «perdóname tú a mí».

Y fue justo en ese momento cuando Joaquín y Dante se dieron el último abrazo en medio de la finca, uno que terminó como una muerte lenta y dolorosa.

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Joaquín apretó con muchísima fuerza el cuerpo frágil de su padre, tomándolo desde la parte de atrás del cuello, sin que Dante pudiera hacer algo, y en pocos segundos, murió asfixiado sobre los brazos de su propio hijo.

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