A las 13:16:40 horas sonó la Alerta Sísmica en diferentes puntos de la Ciudad de México, sin embargo, fue imperceptible dentro de las instalaciones de las estaciones del Sistema de Transporte Colectivo (STC) Metro.
«Todo transcurrió con normalidad», comentó Antonio Molina, habitante del municipio de Texcoco, Estado de México, al referirse que ello había sido anticipado por las autoridades capitalinas.
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Empero, dijo, el Metro debió haberse sumado a las actividades por el aniversario de los sismos de 1985 y 2017. «En cualquier lugar hay riesgos, incluso aquí, y además nos hace falta mucha preparación para saber cómo actuar ante esos fenómenos», acentuó.
Mientras avanzaba a paso lento sobre el anden de la estación Balderas, correspondiente a la Línea 3, el señor de 60 años lamentó que todavía se tenga una carencia de cultura y educación en la materia «a pesar de lo que hemos vivido».
Si bien este transporte es un referente de la vida acelerada que tienen los capitalinos, a las 13:16 horas fluyó todo con tranquilidad afuera y dentro de las instalaciones. Nadie gritó, corrió, ni empujo a los demás.
El 19 de septiembre de 1985 fue uno de los momentos más difíciles para mexicanos
Incluso, muchos, sobre todo los jóvenes, viajaban con los audífonos puestos y la música a todo volumen, algunos más caminaban con la mirada sobre la pantalla del teléfono móvil y otros tantos se detuvieron a conversar o sentarse sobre los pasillos.
«En estos casos (de simulacro) nada extraordinario pasa y debe ser todo lo contrario», argumentó Jorge Ramírez, quien viajó desde Atlacomulto, Estado de México, para hacer algún trámites personales.
«(Esta actividad) tuvo que ser generalizada por todo lo sucedido y todo lo que se ha vivido», coincidió el señor de 53 años, quien recordó que el 19 de septiembre de 1985 se vivió uno de los momentos más difíciles para los mexicanos.
«En aquel entonces trabajaba en la milicia y me tocó vivirlo y rescatar a mucha gente de entre los escombros. Por eso debemos tener mucha conciencia y evitar tomarlo a la ligera», comentó.
Mientras permanecía en los torniquetes para dar acceso a los adultos mayores y personas con alguna discapacidad, un elemento de la Policía Bancaria e Industrial (PBI) explicó a un usuario que era mejor no tener altavoces ni alertas dentro de las instalaciones del Metro, porque «se causaría una psicosis».
«Sólo se escucha afuera y salen los empleados del Metro, los que están en las oficinas de afuera de la estación Juárez. Aquí adentro habría pánico y miedo», insistió.
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Al exterior hay dos edificios del STC Metro, justo frente a una línea del Metrobús, pero sólo unos cuantos salieron a la calle e incluso optaron por quedarse muy cerca de la entrada principal, a lado de una puerta cristal.
«Tenemos mucha información, pero no la tomamos en cuenta. Nos falta conciencia sobre Protección Civil», reiteró el mexiquense Jorge Ramírez.
«Todos coludos o todos rabones»
Después de descender del vagón, cuyo tren se dirigía a Ciudad Universitaria, tomó del brazo a su esposa y después apoyó la otra mano sobre un bastón. Sobre el anden, comentó: «Todos coludos o todos rabones».
Calificó como malo la ausencia de información o medidas de prevención en el Metro, porque «en todos lados hay riesgo». «Hasta ahora no se ha presentado un caso dentro de los túneles, pero sería doloroso si llega a ocurrir», expresó.
«Para qué buscarle tres pies al gato», comentó una vecina de la delegación Benito Juárez, quien añadió que es fundamental la información previa y, con ello, se tendría la capacidad de incluir al Metro en los simulacros.
Afuera, segundos antes, se guardó un momento de silencio para rendir tributo a las víctimas y damnificados de los temblores del 19 de septiembre de 1985 y de ese mismo día en 2017.
En el centro de la capital mexicana se evacuó en orden la mayoría de los edificios donde en encontraban, con apoyo de la Brigada Internacional de Rescate Tlatelolco-Azteca, también conocida como Topos, Protección Civil y del Heroico Cuerpo de Bomberos.
La Alameda Central fue uno de los puntos de encuentro para decenas de capitalinos. Ahí se permaneció por varios minutos y después volvieron a sus labores cotidianas.
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