Adelgaza, engorda, abarrota conciertos –bueno, no todos-, a veces se pasa a la hora de broncearse, lanza discos y su vida privada es un misterio; sin embargo, aún así sigue contando con miles de fans desde hace 30 años.
Luis Miguel, a quien muchos relacionan como un “el fenómeno”, es precisamente eso, un hombre lleno de mitos que giran alrededor de su vida.
El intérprete de 44 años, ha construido una imagen dramática que encanta a propios y extraños y genera el morbo de los más alejados, aunque, fiel a su costumbre, el astro no comenta nada sobre su vida privada.
Se sabe que el español Luis Rey es su padre, otros hombres aseguran ser los progenitores del cantante. En 2010, un puertorriqueño llamado José Juan Arias pidió, mediante una orden, una prueba de ADN de El Sol.
También se ha dicho que Luis Rey y que el intérprete nunca se han llevado bien. Que el español era alcohólico, maltrataba a su madre y solía dar drogas al LuisMi.
La italiana Marcela Basteri, madre de El Sol, desapareció a finales de los años 80. Algunas versiones indican que se encuentra en su país natal. Luis Miguel rechaza hablar del tema.
Con sus hermanos las cosas se manejan de la misma manera. Se sabe que tiene una relación más estrecha con Alejandro que con Sergio, el más pequeño con quien apenas intercambia unas palabras.
Aunque tiene dos hijos con Aracely Arámbula, nunca ha hablado abiertamente de ella. Hace unos años se dijo que habían firmado un acuerdo que, entre tras cosas, indica que la actriz recibía miles de dólares mensuales por parte de Luis Miguel.
Acerca de su salud, en varias ocasiones se ha dicho que el cantante ha sido hospitalizado para someterse a varias cirugías estéticas, entre ellas, injerto de cabello.
Entre sus allegados se sabe que el intérprete no permite que nadie lo mire a los ojos, pues tiene la creencia que le roban energía positiva.
Recientemente volvieron a salir los supuestos problemas que LuisMi tiene con el alcohol y las drogas. Se dijo que el cantante no se presentó a ofrecer un concierto en Mérida, Yucatán, por encerrarse en su habitación del hotel a beber.
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