La llegada de Donald Trump a la presidencia de Estados Unidos representa para México dos escenarios: el primero, caracterizado por un crecimiento bajo, que no superaría 2% entre 2016 y 2017, con un costo del dólar de alrededor de 20 ó 21 pesos, tasas de interés elevadas y pocos empleos.
El segundo se proyecta como un panorama de riesgos graves desencadenados por la salida de EU del Tratado de Libre Comercio de América del Norte, deportación de miles de mexicanos, empresas en riesgo financiero, pérdida de empleos, productos caros y un desarrollo económico menor a 2% anual.
Éstas son las conclusiones principales de los analistas de la Universidad Iberoamericana (UIA) y el Centro de Investigación y Docencia Económicas (CIDE) quienes advierten que, en cualquiera de los dos escenarios, las familias mexicanas se verían afectadas por las acciones del nuevo gobierno de EU, encabezado por Trump.
Explicaron que el triunfo electoral del candidato republicano hace más evidente y profundiza las debilidades de la economía mexicana, que en las últimas tres décadas reporta un crecimiento promedio de 2.5% anual, cuando debería alcanzar tasas de 6.5 a 7% de manera sostenida.
Lo anterior sin olvidar el crecimiento de la deuda pública hasta 50% del Producto Interno Bruto (PIB), la dependencia de las exportaciones hacia la Unión Americana, la falta de empleos formales y la contaminación de los precios por el alza creciente del dólar, registrada en los últimos meses.
Desempleo, alza de precios y créditos caros
Jesús Valdés Diaz de Villegas, académico del Departamento de Estudios Empresariales de la UIA, explicó que, hasta el momento, la mayor afección para la economía mexicana, por el triunfo de Trump, es el incremento inusitado en el precio del dólar, que subió de 18.75 a 20.55 pesos en menos de un día.
Dicho encarecimiento, dijo, es el mejor termómetro para medir los riesgos que se materializarían si el ahora virtual presidente de la Unión Americana cumple sus promesas de campaña de modificar o cancelar la participación de su país en el TLCAN, imponer aranceles a las exportaciones mexicanas o deportar a miles de mexicanos indocumentados.
«Si Trump cumple dichas acciones, el impacto para la economía mexicana sería directo: el PIB crecería menos de 2%, el dólar subiría por arriba de 20 pesos, las exportaciones mexicanas caerían y los precios de productos de origen importado –autos, electrónicos, medicinas, textiles, cómputo, gadgets e insumos– subirían.
«Si a lo anterior se suma la esperada alza en las tasas de interés en EU para diciembre próximo, habría una salida de capitales y el encarecimiento de los créditos contratados por la población: hipotecarios, automotrices y en tarjetas», apuntó.
Mientras que las micro y pequeñas empresas, anotó, serían afectadas por los altos intereses, la falta de acceso a financiamiento y la disyuntiva de mantener su negocio, reducir sus inversiones o despedir a sus empleados.
Llamado a la calma
Raúl Feliz, investigador del CIDE, explicó que es necesario esperar a que el nuevo presidente de Estados Unidos tome sus primeras decisiones de Gobierno y manejo de la economía de su país, para medir los efectos reales sobre México.
Aunque reconoció que los escenarios planteados (bajo crecimiento, menos empleos y alza de precios) son factibles si Donald Trump cumple todas sus promesas de campaña y decide aplicar impuestos de entre 60% y 90% a las exportaciones mexicanas y a las empresas de origen estadounidenses que producen en territorio nacional.
«México debe esperar a que el presidente electo elija a un secretario de Comercio y a un secretario de Hacienda, quienes serán los responsables de convertir los ideales de Donald Trump en políticas y con ello evaluar los efectos que estas tendrán sobre la República Mexicana.
«Si tomáramos lo que dijo Trump, sobre deportar a una gran parte de los mexicanos que trabajan de forma indocumentada, que pondrá un arancel al 90% de las exportaciones mexicanas, que cancelaría el TLC y que construiría un muro en la frontera, eso sí es un huracán, pero de eso a que ocurra, todavía hay una diferencia», concluyó.
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