En medio del suave balanceo que el mar da a la lancha en mar abierto, entre las bahías de Puerto Marqués y Acapulco, unos delfines se acercan a saludar. Son las cinco de la tarde, el sol ya no quema y tras cinco horas navegando, es hora de volver a tierra firme.
El bisnieto del famoso buzo acapulqueño Apolonio Castillo Díaz, quien muriera en el agua intentado rescatar a unos turistas en 1957, nos llevó a recorrer Acapulco, pero desde el mar. Partiendo desde la playa Manzanillo, donde se encuentra la base de Aqua Mundo, su empresa de buceo y lanchas, partimos rumbo a la célebre Quebrada, donde todos los días un grupo de clavadistas realiza un espectáculo, una de las tradiciones más célebres de Acapulco.
Las islas de Acapulco
Pero Acapulco es mucho más de lo que parece y esta exploración pretende demostrarlo. No sólo es una ciudad evidentemente turística con rastros de un pasado glorioso.
También tiene un presente atractivo. Pero, para encontrar, hay que buscar. Ya ambientados al bamboleo del Pacífico, partimos hacia la isla La Roqueta, una mancha de tierra de kilómetro y medio de largo que se alza frente al sector Playas de Acapulco. El capitán detuvo la recia nave a unos metros de la playa de La Roqueta, y nos animó a lanzarnos al agua fría, que en esa zona presume un color verde que va aclarando al turquesa hacia la orilla.
En La Roqueta se puede hacer snorkel, ser remolcado sobre un banano o bajarse a comer, pero al tratarse de una área natural protegida, sólo se permiten visitas diarias.
El lago de Coyuca, a menos de una hora desde el centro de Acapulco, es un atractivo menos visitado por los turistas.
Por eso conserva un encanto salvaje, con un look pantanoso con hermosos lirios acuáticos y garzas, patos y pelícanos acechando sus aguas en busca de alimento.
Navegar por el lago es fácil desde el embarcadero principal, y los precios mucho más accesibles que en la bahía de Acapulco. La gracia es ir a visitar las islas. Una de ellas, es la isla Presidio, que según narran, antiguamente fue usado como castigo contra quienes violaban las leyes. Actualmente está dominada por aves, principalmente por garzas, pero también por buitres. A unos pocos metros está la isla Montosa, donde hay un restaurante y un par de cocodrilos en cautiverio.
En la isla están preparados para recibir visitas diariamente, con mesas, hamacas, comida y coctelería playera.
El negocio corre por cuenta de Pío Quinto, un lugareño que, según dicen, llegó a tener siete esposas, cuyos hijos, nietos y bisnietos sirven y trabajan para atender a los turistas.
Cualquier paseo por el lago, se puede cerrar con broche de oro en las playas de barra de Coyuca, donde hay lugares que ofrecen comida, hamacas, cervezas y arenas semi desiertas.
Hospedaje y más aventuras
Dentro de la extensa oferta hotelera, podemos recomendar el hotel Gran Plaza Acapulco, que cuenta con una de las mejores vistas de la bahía y albercas que miran al mar.
granplazahotelacapulco.com.
Cerca del hotel, en el Sup Aca, pueden practicar paddle surf, snorkel y kayak paseando por la bahía. www.supaca.com.mx