Opinión

¿Qué tan buenos somos con las probabilidades?

  1. Iván Barona, Director de GBMhomebroker, estudió Administración y Finanzas en la Universidad Panamericana. Comenzó su carrera en GBM en 2004 como analista de vivienda e infraestructura, para posteriormente fungir como Estratega México. Desde 2012 ocupa el cargo de Director de GBMhomebroker. Actualmente es profesor por asignatura en la Universidad Panamericana y Lead Mentor en Collective Academy. Encuéntralo vía twitter en @IvanBarona.

Pongamos un ejemplo, si el día de hoy por la mañana el meteorólogo dijera: “Existe un 30 por ciento de probabilidad de lluvias.” ¿Sacarías o no un paraguas?

De este supuesto analizaremos dos lecciones.

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¿Cómo tomamos la decisión?

Considerando que en esta ciudad la época de lluvias ya no está atada a las estaciones, y que el costo que implica cargar un paraguas es bajo, seguramente lo cargarías. No te genera pesar llevar un paraguas ligero que no sea estorboso.

Si la decisión implicara un gasto, deberíamos tomar en cuenta: ¿Qué tanto me afectaría mojarme? ¿Cuánto cuesta el paraguas? ¿Qué tanto confío en ese estimado?

A su vez, el precio de los paraguas se vería afectado por otras variables como el impacto de la oferta y demanda, inmediatez, entre otros.


Como ilustramos en este caso, día a día tomamos decisiones sin ahondar mucho en todas las variables, de forma visceral o instintiva, es a esta reacción inmediata a la que debemos poner en tela de juicio cuando la decisión es relevante.

Tal vez la lluvia sea un escenario de emergencia, el precio de la ayuda sea considerablemente más alto en comparación a un paraguas, y un 30 por ciento de probabilidad de ocurrencia simplemente no sea tan tolerable.

¿Cómo juzgamos al pronosticador?

Siguiendo con el ejemplo, supongamos que de hecho sí llovió ese día. En dado caso, muchos podrán pensar que el meteorólogo es malo, y erró en su pronóstico. Solemos simplificar, y algunas personas consideran que una probabilidad menor a 50 por ciento implica que no lloverá, mientras que apuntar a algo mayor a 50 por ciento es certidumbre. Algunas personas utilizan bandas de incertidumbre entre 40 y 60, o 30 y 70, y asumen que lo que se encuentre después de estas barreras, es ley.

En realidad, lo que el 30 por ciento representa es que, históricamente, la coincidencia de ciertas variables meteorológicas observadas, han resultado en lluvia el 30 por ciento de las veces. Lo justo, sería asumir que el meteorólogo es poco acertado, si después de observar 100 pronósticos de “30%”, el evento no coincidiera con las expectativas. Es decir, que de las 100 veces que dice “30%”, llueve muchas más de 30 ocasiones.

Aplicaciones, en los últimos 90 años, el índice S&P del mercado estadounidense, en más de 22,356 observaciones diarias, ha promediado retornos anuales de 7.4 por ciento. Si interpretamos que, en horizontes de un año, el promedio de los rendimientos es 7.4 por ciento, suena interesante, pero esto es solo un promedio. Habría que considerar también la varianza, es decir, qué tanto se pueden alejar las observaciones de dicho promedio.


Otro dato interesante es, en esta muestra, se han presentado poco más de 7,000 períodos con retornos negativos, casi 32 por ciento de las veces. Si bien la historia muestra que los retornos positivos se muestran con el doble de frecuencia, nunca está de más llevar cargar con un paraguas.

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