Hace tiempo que podíamos leer “El Placer de Disentir”, un blog de Economía que tenía como una influencia principal, los libros Freakonomics y Superfreakonomics, escritos por Steven Levitt, un economista egresado de Harvard y MIT, profesor de Economía en Chicago. El blog lo escribía Gerardo Esquivel, también egresado de Harvard. Esquivel es un autor principal de Pejenomics, la guía del presupuesto que todo México está esperando.
Leer Pejenomics permite identificar con qué se busca remplazar a nuestro capitalismo de cuates, que recientemente, hay que recordar, obtuvo una devaluación del 50% frente al dólar estadounidense. Pejenomics se compone de dos volúmenes. El segundo volumen fue publicado justo antes de la elección. Aborda 7 principios que guiarán a la política económica.
Los 7 principios son: 1) aumentar el ingreso y la calidad de vida, 2) aumentar la productividad y detonar el crecimiento, 3) rediseñar el gasto público, 4) mejorar la igualdad de oportunidades, 5) cerrar brechas regionales, 6) profundizar el papel de México en la globalización, 7) una nueva política industrial y agrícola.
Respecto al punto 1, hay una coincidencia con casi cualquier analista económico (“Ver por qué México no crece” en Publimetro), acerca del comportamiento mediocre de la economía y el mercado laboral en México desde hace 40 años. La informalidad y los empleos precarios son la constante. La mejora de los salarios mínimos es un rasgo de un país pro mercado, llámese Estados Unidos o China.
La productividad en México no ha crecido igualmente en 4 décadas. Alentar el mercado crediticio mejorará las condiciones de todos. No es igual comprar una casa en intereses de 1-3% anuales que de 10-15%. O iniciar una empresa. Las ganadoras del boom viviendero de las últimas dos décadas han sido las casas hipotecarias.
El punto 3 es reorientar el gasto público. La propuesta concreta es reducir la corrupción, al tiempo que se invierte en ciencia y tecnología. Es la buena. La mala es que por ciencia o tecnología se entiende solamente ciencias “exactas” y biológicas, como hemos visto en las decisiones del nuevo Conacyt. Duplicar fondos Conacyt dejando a un lado la investigación en comportamiento humano, es dejar que la política pública carezca de insumos para la toma de decisiones.
Mejorar la igualdad de oportunidades es invertir en cobertura y calidad de la educación para que cualquier persona, sin importar su origen social, pueda aspirar alto y tenga las herramientas para liberar sus sueños. Revertir lo que de bueno tenga la reforma educativa sería perpetuar la desigualdad y dejar atrás aquello de “educación primero para el hijo del obrero”.
Cerrar brechas regionales. Es un hecho que México es uno en la Narvarte o Chihuahua, que en Tultitlán o Chiapas. La propuesta del gobierno electo es alentar la inversión en infraestructura en las zonas menos desarrolladas. Algo así como las Zonas de Atención Prioritaria, pero con el aeropuerto encima. O con un Tren Maya.
México en la globalización. Diversificar las exportaciones es la consigna del nuevo gobierno. No sólo hacia dónde se exportar, pero también desde dónde. Hoy, los estados exportadores están en el Norte, y sólo 5 estados de los Estados Unidos reciben 70% de las exportaciones.
Política industrial y agrícola. Tendremos un Estado más intervencionista. Ésta es el área menos clara y la que ha sido la más comentada críticamente. Más allá de un rol más activo como promotor de la producción y mercados, no es claro cómo será la intervención del Estado. Pero faltan unos cuantos días para identificar cómo gastará el gobierno electo, y cuáles de estas prioridades recibirán mayor atención.
Un problema central de esta política económica, que ha sido una constante nacional desde siempre, es la idea de arrancar todo en grande, sin evidencia de si algo puede funcionar. En otros países, la política pública es probada primero a baja escala y, si contamos con evidencia de su racionalidad y funcionamiento, entonces puede crecer hasta la escala nacional. Insisto, el problema no es exclusivo de esta administración, ha estado ahí siempre.