Opinión

La paradoja del bienestar y la desigualdad

Una de las principales funciones del Estado mexicano es mantener una economía de bienestar para la población, y esa economía está determinada, en gran parte, por el comportamiento de la oferta y la demanda, lo que repercute directamente en indicadores como el PIB, la inversión, el gasto, el consumo, exportaciones e importaciones, etcétera. 

Para que un mercado se encuentre regulado, el proceso de producción de bienes y servicios debe llevarse bajo principios de máxima eficiencia, que permitan la satisfacción de la demanda.  

Podemos decir que existe una relación estrecha entre el bienestar y el estado de satisfacción. En economía existe un estado de bienestar cuando la mayor parte de las necesidades de la población (salud, educación, ingresos, etc.) se encuentran satisfechas. 

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Por lo tanto, la calidad de vida de los mexicanos, el nivel de crecimiento y el nivel de desarrollo del país están estrechamente vinculados por una economía, ya sea de bienestar o de desigualdad. 

Para conocer el nivel de vida que tiene la población existe el Índice de Progreso Social (IPS), el cual nos permite evaluar la eficacia con la que la economía de un país se traduce en bienestar social. El IPS es un indicador utilizado desde el año 2014, y ha reflejado importantes hallazgos para la toma de decisiones tanto en los sectores productivos como en las políticas públicas, siendo su principal objetivo complementar a otros indicadores económicos, como el PIB. 

En 2019 el IPS determinó que países como Noruega, Dinamarca, Suiza, Alemania, Reino Unido y Canadá se situaban como los países con mayor nivel de progreso social, esto significa que han logrado una relación coherente entre su PIB y el bienestar de su población. En este mismo análisis, México se encontraba en la posición 55 (nivel medio alto) de 149 países evaluados por su progreso social. 

Para que una población se encuentre satisfecha deben tomarse en cuenta diversos elementos, como el acceso a una buena alimentación, lo que a su vez tiene relación con los niveles de precios de la canasta básica; también podemos hablar de educación, la cual tiene relación con el nivel de ingresos familiares, de manera que éstos permitan la continuidad de los estudios de los integrantes de la familia; podríamos mencionar infinidad de elementos que influyen en el bienestar. 


En México no se puede ocultar la realidad; los índices de pobreza y riqueza en la gran parte de las entidades son totalmente desiguales y extremistas. Por lo tanto, para enfrentar este desafío de progreso social, los involucrados se enfrentan a lo siguiente: 

1. El sector productivo, seguir con la ardua tarea de innovar, generar valor agregado, ser competitivo en mercados globales que cada día impactan más en la sociedad mexicana. 

2. El Estado mexicano, establecer políticas públicas realistas y focalizadas en las necesidades básicas e imperantes de la población.

3. Por último, el mexicano promedio, equilibrar su posicionamiento sociocultural con su posicionamiento económico, siempre y cuando no deje de buscar el acceso a un mejor nivel de vida.

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