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Un recuerdo, una fotografía, un millón de emociones

Cuando tienes una cámara necesitas de un acto de mucha confianza para fotografiar a un extraño: Mauricio Ramos

Imaginemos un mundo en el que cada persona descubriera su verdadera pasión e hiciera todo lo que esté en sus manos para dedicarse a ello; trabajando día a día con una sonrisa, sintiéndose realizada profesional y personalmente.

Salvador Carmona es Maestro en Derecho y practicó su profesión durante 5 años, hasta que se dio cuenta que estaba haciendo algo que no le gustaba y decidió luchar por su pasión. Actualmente lleva 12 años haciendo lo que realmente le entusiasma: la fotografía de bodas.

«No hay otro trabajo en el mundo que sólo se trate de alegrías, cuando las parejas van a verme a mi estudio para contratarme, es porque traen una alegría o una buena noticia: que se van a casar. Cuando me presento en el evento, es pura alegría, pura cosa buena y toda la gente está feliz. Cuando me junto con ellos para hacer su selección de fotos, es recordar la boda… Al entregar su álbum, ¡lo mismo!, porque están viendo ya el trabajo final concretado de muchos meses. Entonces, ¡todo se trata de alegría, todo!»

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Por otra parte Mauricio Ramos, reconocido fotógrafo documental y de aventura, desde pequeño supo que su sueño era formar parte del maravilloso universo de la fotografía. Y comparte uno de los momentos más especiales de su carrera.

«Hubo un momento muy particular, fotografié un barco de carbón en los Emiratos Arabes, cuando realizaba un reportaje acerca de los marinos mercantes del Golfo Pérsico. Es un momento especial porque cuando tienes una cámara necesitas de un acto de mucha confianza para fotografiar a un extraño, y más cuando tienes una barrera con el idioma. Entonces entrar a un barco de carbón en Yemen y que las personas que trabajaban ahí me dejaran fotografiarlos fue una experiencia muy emocionante. Y me provocó tal sensación que al salir fui a imprimir un par de fotos y al día siguiente regresé a regalárselas; llegué con un sobre y se lo entregué a un señor, quien al ver las fotografías comenzó a llorar. Son esos momentos los que realmente me llenan para continuar siendo un fotógrafo documental y dignificar la grandeza del ser humano más allá de su condición social o económica.»

Mientras haya vida habrá tiempo para continuar buscando aquello que nos apasiona, además nos cargamos de retos por los cuales lucharemos con todas nuestras fuerzas sin importar el camino que tengamos que recorrer.


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