El océano podría convertirse en un nuevo destino tecnológico si fructifican los ambiciosos proyectos que están desarrollando empresas de Silicon Valley, desde las misteriosas plataformas marinas vinculadas con Google, hasta la ciudad flotante para emprendedores de Blueseed.
Las instalaciones portuarias de San Francisco (California) y Portland (Maine) han acaparado la atención mediática desde que hace una semana saltara el rumor de que Google estaba detrás unas estructuras de cuatro plantas hechas con contenedores sobre barcazas de 1.600 metros cuadrados que se emplean para transportar mercancía.
Hasta la fecha, Google ha guardado silencio. Ni confirma, ni desmiente, pero todas las evidencias indican que la compañía de Mountain View quiere levar anclas.
Las autoridades están al corriente de lo que se está cociendo en esas naves e incluso un guardacostas de San Francisco reveló a la prensa que “Google está involucrado”, aunque lo hizo antes de que se diera la orden al personal costero para que evitara hablar del tema.
Existe un acuerdo de confidencialidad entre la empresa propietaria de esas plataformas y los guardacostas para permitirles acceder a las obras y realizar las debidas inspecciones a cambio de que mantengan la boca cerrada, informó el diario Portland Press Herald.
El secreto, oculto a plena luz del día, es la comidilla de los lugareños. Según ha podido saber Efe, se ha visto entrar y salir de los hangares de la isla Treasure Island a “muchos empleados de Google”, y los testimonios de personas que han tenido acceso al lugar señalan en esa misma dirección.
Las barcazas de San Francisco y Portland son dos de las cuatro que están registradas por la entidad “By and Large”, fundada en 2012, las otras están aún sin contenedores, una Treasure Island y otra en New London (Connecticut).
“By and Large es probablemente una empresa fantasma de Google”, aseguró Dan Dascalescu en una entrevista con Efe.
Dascalescu es un experto en proyectos tecnológicos marítimos, no en vano es cofundador y director de operaciones de Blueseed, la compañía que tiene previsto ubicar en 2015, en aguas internacionales frente a las costas californianas, un vivero de “start-ups”.
Cuando estos días oyó hablar del supuesto plan de Google se puso a investigar, movido por la curiosidad personal y profesional, hasta el punto de que resumió sus hallazgos en una página en Wikipedia llamada “Google barges”.
Dascalescu cree que Google “ha tomado prestada” la idea de su proyecto para poner en marcha otro distinto.
“Si tuviera que decantarme por algo diría que son centro de datos, pero diseñados para estar amarrados a un muelle o muy cerca de la costa. Esas barcazas no son estables para exponerse al océano”, comentó.
A su juicio, por lo que ha transcendido, sea lo que sea que esté preparando Google, que patentó un modelo de centro de datos marino, “no tendrá mucha innovación” y es “muy improbable” que las plataformas vayan a albergar tiendas, como se comenta, porque no están pensadas para “acoger personas” ni para situaciones de emergencia.
“En ese caso, habría sido más lógico hacerlo con piezas de almacén en vez de juntando contenedores de carga y cortando sus paredes interiores”, afirmó.
Dascalescu estima que el gigante tecnológico podría estar montando pequeños centros de datos móviles que sirvan como apoyo local a zonas donde se genera tanto tráfico en internet que se ralentiza la velocidad de carga.
“Se dejan de ingresar millones de dólares por retrasos en acceso a la web”, manifestó.
El misterio de las barcazas podría beneficiar a Blueseed al incrementar el interés sobre las posibilidades que ofrece el mar para las empresas tecnológicas, algo que Dascalescu y sus compañeros han tratado de hace entender a los inversores sin mucho éxito.
“Encontramos un gran problema. El proyecto está entre dos sectores: el tecnológico y el marítimo. Uno no está familiarizado con actividades en el mar, otro no lo está con el potencial de negocio que tienen las ‘start-ups"”, dijo.
En los próximos dos meses tratarán de lograr los 31 millones de dólares que necesitan para comenzar a navegar a principios de 2015, con más de 1.500 personas a bordo de su buque que representan a más de 500 empresas dedicadas en su mayoría a fabricar software.
“Un 10 % de las compañías interesadas son de América Latina y España”, manifestó.
Por 1.600 dólares al mes los participantes desarrollarán sus ideas mano a mano con otros emprendedores de todas partes del mundo a 12 millas náuticas de la costa, sin necesitar los limitados permisos de trabajo, y a 90 minutos en barco de Silicon Valley, donde los extranjeros podrían ir con un visado de turista.
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