Nuestro consumo de cerveza está en riesgo.
Y aunque a primera vista se podría pensar que los responsables serían los impuestos u otra absurda medida del gobierno, existe un enemigo silencioso que podría causar un aumento inédito en el precio de la sagrada bebida de tienda: el cambio climático. Sí, leyeron bien, por culpa de la misma humanidad y su falta de conciencia ambiental, la producción de cerveza se estaría viendo seriamente amenazada.
Según un artículo publicado el 15 de octubre en la revista Nature, los cultivos de cebada, —ingrediente clave en la producción de la cerveza— se estarían afectando por las olas de calor y periodos de sequía que surgen a raíz del cambio climático. Un impacto que se notaría más a futuro y que los investigadores probaron modelando el impacto de eventos climáticos extremos sobre estas semillas de dos maneras: una que se centraba en los procesos de los cultivos y otra en la que se utilizó un modelo económico para medir el efecto del cambio climático en el futuro.
Los investigadores concluyeron que efectivamente estos eventos causarían una disminución de los cultivos de entre 3 y 17 por ciento alrededor del mundo, dependiendo de la severidad de las condiciones climáticas. Además, según dicen, “esto resultará en dramáticas reducciones regionales en el consumo de cerveza (por ejemplo, −32% en Argentina) y aumentos en los precios de la cerveza (por ejemplo, +193% En Irlanda)”.
Palabras más palabras menos, con una baja en la producción de cebada, la cerveza inevitablemente tendrá que subir de precio y darnos directamente en el bolsillo ya que las cervecerías tendrían que afrontar la escasez rebuscándose la semilla más cara.
Esto es real, el cambio climático es real y la cerveza más cara será real dentro de no mucho. La naturaleza tiene sus maneras misteriosas para cobrarnos y parece que ya no hay vuelta atrás. Lo sentimos.
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