La Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM) se sumó a las voces que exigen que el presidente Andrés Manuel López Obrador cambie la estrategia de seguridad, esto tras el homicidio de los sacerdotes jesuitas Javier Campos Morales y Joaquín César Mora, así como del guía de turistas, Pedro Palma Gutiérrez en Chihuahua, pues no se puede evadir la responsabilidad con culpar a gobiernos del pasado.
“Es tiempo de revisar la estrategia de seguridad porque está fracasando, es tiempo de escuchar a la ciudadanía, a las miles de voces de familiares de las víctimas, de asesinados y desaparecidos. Creemos que no es útil negar la realidad y tampoco culpar a tiempos pasados de lo que nos toca resolver ahora. Escucharnos no hace débil a nadie, al contrario, nos fortalece como nación”, expuso la CEM.
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La organización religiosa dijo que el llamado es a los tres niveles de gobierno, ya que para todos es necesario vivir en paz, pero es responsabilidad de los gobiernos aplicar la ley con justicia, acabar con la impunidad y respetar los derechos humanos, por lo que es necesario el diálogo nacional para retomar la tranquilidad en el país.
“Creemos que la paz es posible, que tiene que ser posible. En esta tarea todos los ciudadanos de buena voluntad podemos ser aliados. No perdamos esta oportunidad”.
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Asimismo, añadió que es innegable el avance de los grupos del crimen organizado en muchas partes del país, en donde hay zonas controladas por quienes viven fuera de la ley, situación que afecta a la actividad social y económica de las comunidades.
La CEM también resaltó los niveles de crueldad y violencia que usan los grupos delincuenciales, que perpetran masacres y ejecuciones que han convertido a México en una de las naciones más inseguras.
“El asesinato de un civil y dos sacerdotes es una muestra más de la falta de valores y sensibilidad a la que se llegó, con pérdida de todo respeto por la dignidad humana. ¡Cuánta maldad y desorden social!”.
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Finalmente, la Conferencia del Episcopado Mexicano manifestó su solidaridad con todas las víctimas y sus familiares, sin importar sus ideas políticas y condición económica, ya que todos exigen que la violencia se detenga y no haya indiferencia ante los crímenes que afectan a todos.